¿Profesión? Dueña de casa. El empleado, automáticamente, anotaba: "labores del sexo". Hoy, y en pos de la igualdad, se limita a anotar lo que uno contesta…
¿Y tú qué haces? Nada, soy dueña de casa.
¿Por qué? ¿Desde cuando criar hijos y malcriar marido, es una tarea tan poco digna y mal mirada?
No es por pelar, pero parece que la cosa empieza cuando el oficial del Registro Civil pregunta ¿acepta usted a este hombre por esposo? Sí, contesta uno, inocente y de buena fe y desde ese momento pasamos a ser oficialmente "carga" del amor de nuestra vida.
Ahora, si a este enaltecedor concepto de lo que la mujer aporta al matrimonio agregamos "con separación de bienes", aún sabiendo que lo que la mujer aporta es, generalmente, mínimo o dura poco.
Es como para echar andar atrás el reloj, a la época de nuestras abuelas cuando, si bien no tenían derecho a voto, la mujer era mejor considerada; el varón no sólo le abría la puerta del carruaje, se hacía cargo de las crías.
Hoy, como se sabe, la cosa es bien distinta. Desde que Eva "igualó" derechos, más que liberar, sumó deberes. Ahora, además de andar trotando entre la pega y la casa, estamos "ocupando" el 40% de una fuerza laboral, cada día más esquiva. Y más encima ya ni nos abren la puerta del auto.
¿Qué pasaría si en vez de tanto Día de la Mujer, alabanza política y recoveco legal, a la hora de matrimoniarnos, independiente de los bienes de cada comensal, la ley nos transformara de carga en copropietaria del "sueldo familiar"?
No administradoras; dueñas de la mitad del sueldo del marido. Obviamente imposible, pero muy interesante ver cómo lo pensarían antes de andar firmando libretas.
En fin, no sólo nos salió el tiro por la culata, no somos chicha ni limoná, sino estamos arriesgándonos a terminar siendo un nombre en el diccionario.
Dueña de casa: pilar de antigua sociedad; ser humano género femenino que realizaba las labores del hogar sin retribución material.
Se dice que lo hacían por amor...
Vivian Arend