No sabemos cuánto puede durar esta emergencia; calor, vientos y combustible seco están en casi todo Chile y por todo el verano, incluso marzo. El incendio de múltiples orígenes mantiene y aumenta su poder destructor sin respetar tierra ni aire. Rodeada por el fuego, la población de las regiones afectadas debe evacuar sus residencias, sus inversiones y sus tierras para a lo menos salvar la vida. Las brigadas, Bomberos, Ejército y policías con sus máquinas, mangueras, palas y ramas resulta insuficiente.
Este enemigo exige medios de combate mucho más sofisticados, necesita lluvia de agua y química que venga desde arriba. Parece poco probable disponer de condiciones climáticas distintas a las predominantes en un verano seco como el que se pronostica, lo que obliga a buscar la lluvia artificial y la ingeniería aeronáutica con naves capaces de dejar caer agua desde el cielo en grandes extensiones. Hay aviones y helicópteros con pilotos y empresas disponibles en diferentes partes del mundo; en Chile también existen algunas, nadie sabe cuántas, pero sí queda claro que las que están contratadas por Conaf son insuficientes para controlar la magnitud de estos incendios. Aquí se necesita una flota aérea, no es un contrato por una semana, es por meses volando día y noche.
En Chile, terremotos, tsunamis, aluviones, ahora incendios masivos, vienen con factores que agudizan las emergencias. Es nuestra administración de crisis, el liderazgo en el combate de esa crisis, la burocracia de la autoridad para reaccionar, y el miedo a equivocarse, lo que retarda todas las acciones para minimizar emergencias.
En este incendio no sólo hacemos frente a un desastre natural, soportamos el ataque de irresponsabilidad de las empresas eléctricas, forestales, la inseguridad del Gobierno para tomar decisiones y la peor locura de delincuentes y terroristas disfrazados de vecinos incendiando intencionalmente las ramas que dejan las forestales con la poda de sus árboles. Mientras el fiscal del Maule declara que las penas a los responsables de incendio intencional pueden llegar a 20 años de presidio, el fiscal nacional le baja el perfil declarando que pueden llegar apenas a 5 años.
El uso de suelo forestal no es compatible con los centros poblados y es muy fácil planificarlo y hacerlo cumplir, no hay justificación para dejarlos existir sin control. Si los bosques existieran alejados a lo menos a dos mil metros de los límites urbanos, las ciudades no correrían peligro. Este incendio ha consumido 300 mil hectáreas en 10 días y destruido mil cien casas; la emergencia sigue creciendo por varias regiones y queda mucho verano por delante. El pronóstico es malo.
Raúl Ilharreguy, arquitecto