Falta de control en la venta de leña
Durante esta época, muchos hogares osorninos compran el producto aprovechando su menor precio. El movimiento veraniego en el mercado de la leña deja en evidencia la falta de control y, por tanto, abre flancos en las metas del PDA.
Tanto por precio como por tener la certeza de que a estas alturas de la temporada está seca, muchas familias osorninas aprovechan el verano para abastecerse de la leña que comenzarán a utilizar una vez que lleguen las bajas temperaturas en otoño. Por más que la población está soportando las altas temperaturas y a que a nivel nacional la agenda está copada con los gigantescos incendios forestales en la zona central, la adquisición de leña durante este mes ofrece ventajosas condiciones para los consumidores, pues puede hacerse de un producto que está seco y desembolsar menos dinero que si lo hiciera, por ejemplo, en abril, que es cuando comienza la etapa de mayor demanda.
No obstante, detrás de esta mayor oferta se encuentra también la evidencia de un ingreso indiscriminado de leña a la ciudad, sin las mínimas certezas acerca de su lugar de origen o los puntos cruciales de su cadena de comercialización. Precisamente la Agrupación de Comercializadores de Leña, conformada para responder a los requerimientos contenidos en el Plan de Descontaminación Atmosférica (PDA) de Osorno, ha advertido esta semana acerca de la falta de control de parte de las autoridades hacia la venta del recurso, mermando las condiciones de quienes se han preocupado de formalizar su negocio, como la garantía que deberían tener los clientes respecto de la calidad del producto que están comprando.
Actualmente la comercialización de leña en las ciudades está bajo la tutela de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), con el apoyo de Carabineros. No obstante, la experiencia mayoritaria en las ciudades del sur del país indica que el personal no tiene las herramientas necesarias y que el sistema, tal como está, permite el ingreso y venta de leña sin ninguna restricción real.
Las esperanzas para cambiar este escenario están puestas en las gestiones que se realizan a nivel ministerial para que la leña sea declarada como combustible. Aquello elevaría las exigencias de control y, se supone, dotaría de mayores recursos y personal para estas labores. Pero como falta todavía para este paso, tanto Conaf como los propios consumidores deberían asumir su rol. El primero a la hora de usar sus facultades, y los segundos para contribuir buscando y comprando leña efectivamente seca.