"En Seúl estoy un poquito limitado, porque la cultura es milenaria y se ha quedado así"
Está en Chile haciendo visitas familiares y recordando la que fue su primera escuela de la disciplina. La Escuela de Ballet María Elena Scheuch vio los inicios de Renato Arismendi (53 años), quien ahora se desempeña como maestro coreógrafo del ballet nacional de Corea del Sur.
A Seúl, la capital del país asiático, Arismendi llegó por la necesidad de volver a lo clásico del ballet, luego de algunos años en Europa, donde el baile comenzó a hacerse más moderno.
En el único local donde toma café en Osorno, el Dino's, conversa con El Austral de Osorno antes de emprender rumbo a Santiago, desde donde el próximo 14 de enero volará con destino a Seúl.
De niño
Impulsado por su maestra osornina, María Elena Scheuch, salió temprano de casa buscando una oportunidad en Santiago, donde llegó al Ballet Nacional y luego, tras audicionar, ingresó al Ballet del Municipal de Santiago.
-¿Cómo se toma hoy haber salido a los 16 años de su ciudad para emprender su carrera?
-Me lo tomo muy bien, estoy muy agradecido de la vida y de la gente que me ha acompañado desde el principio de mi carrera. Mi familia por nunca hacerme problemas y mis amigos porque soy un afortunado, porque todo esto ha sido como un sueño porque yo nunca planifico mucho las cosas, todo se ha dado ligado a la otra.
-¿Siempre estuvo en sus planes salir tan joven a emprender rumbo en el ballet?
-Nunca estuvo en mis planes irme de Osorno. Comencé a ir a la escuela y María Elena (Scheuch) descubrió el talento que yo tenía, las condiciones físicas. La técnica ella me la compartió y me impulsó a que me vaya a Santiago. Yo estaba hecho para el ballet, entonces fue como algo muy loco. María Elena me abrió los caminos y me mostró las puertas y yo me fui.
-¿Cómo enfrentó que un varón quisiera hacer ballet o incluso danza en esos años?
-Yo no estaba ni ahí, porque para mí era tan normal ser bailarín y tuve mucha suerte que ninguno de mis compañeros me hizo bullying acá en Osorno, estudié en la Escuela 1, en la Escuela México y en el Liceo de Hombres y nunca me hicieron bullying. Al contrario, me pedían que hiciera los pasos y aún tengo compañeros que me reconocen y por la calle me dicen "oh, el Chino Arismendi", porque me decían Chino. Tengo muy buenos recuerdos de todos.
En corea del sur
Con jornadas que van desde las 11 hasta las 18 horas, en Corea del Sur es maestro de baile y asesor de los bailarines coreanos, los cuales tienen altos niveles de exigencia.
-¿Cuáles son las proyecciones respecto a la estadía en Seúl?
-Me queda un año más en Corea del Sur, pero ya estoy extrañando Europa porque ahí tengo muchos amigos. Además, he vivido más en Europa que en Chile, entonces allá está mi segunda familia, la que uno elige y también la libertad de expresión. En Seúl estoy un poquito limitado; la cultura es milenaria y se ha quedado así; milenaria.
-¿A qué se refiere?
-Ellos son muy avanzados tecnológicamente, es increíble, es la meca de la tecnología. Hay mucho dinero, son muy ricos y se vive muy bien, pero ellos viven en una democracia controlada. La Internet es libre entre comillas y por la cultura no se pueden hacer muchas cosas. Por ejemplo, no puedes tener amigos menores que tú porque es mal visto.
-¿Cómo es hacer clases en ese país asiático?
-Es una cosa muy competitiva. Con mis bailarines, por ejemplo, empezamos a las 11 de la mañana y terminamos a las 6 de la tarde y los primeros bailarines (que ocupan papeles más protagónicos) se quedan hasta las 9 o 10 de la noche a perfeccionar lo mismo que estuvimos ensayando durante todo el día, pero lo perfeccionan porque piensan que no trabajaron suficientemente (...) están constantemente con una presión sicológica de hacerlo perfecto.
-¿Trata de calmar esas ansias de sus bailarines?
-Con mi cabeza "europea" trato de decirles que si se caen no es nada malo o si no les sale una pirueta no es el fin del mundo. A los primeros bailarines uno les pregunta qué quieren hacer o cómo quieren empezar. Incluso lesionados hacen lo que uno les pide medir, se matan de dolor (...) Son de una mentalidad muy fuerte.
En clases
Si bien con los primeros bailarines sólo toma decisiones del espectáculo final, tiene a su cargo a los elencos del ballet nacional en Corea del Sur.
-¿Hay muchas personas en sus clases?
-Doy clases para toda la compañía. Clases para el cuerpo de baile que es mixto, que tienen tres clases al día. A eso se suman los aspirantes que tienen clases separados porque son menos. Los principales siempre están en otra sala aparte. Otras veces son sólo las mujeres solas en una sala gigante porque son más y así se van rotando. Trabajo lunes, martes, jueves y viernes. Siempre trato de tener por contrato libre los miércoles.
-¿Qué otras actividades laborales desempeña?
-A veces para los mismos bailarines hago coaching (entrenamientos) privados en la noche o los fines de semana.
-¿Qué les parece a los estudiantes que les haga clase un chileno? ¿Les suena Chile?
-Soy nacionalizado alemán, entonces para ellos yo soy un alemán más porque incluso con el idioma estoy más familiarizado. El español no lo hablo mucho, siempre hablo en inglés y ahora en coreano. Ya doy clases en ese idioma.
-¿Dónde le ha sido más fácil trabajar: Europa o Asia?
-De cierta manera ha sido más fácil en lo laboral en Seúl, porque es un estilo de baile que manejo mejor que el contemporáneo. Con el clásico me cuesta trabajar mucho menos. El moderno no es mi mundo y yo me crié en el mundo clásico. En Europa aprendí lo que sé, laboralmente me fue bien, pero me quedo con el clásico. Aunque en mi vida privada extraño Europa. También extraño mis cargos directivos.
-¿Y Chile qué espacio ocupa en su corazón?
-Mi familia y los poquitos amigos que tengo en Chile. El país es hermoso (...) mis raíces en el ballet, que tiene todo el repertorio clásico y donde aprendí la técnica académica y me enseñaron a ser un bailarín profesional.
"De cierta manera ha sido más fácil en lo laboral en Seúl, porque es un estilo de baile que manejo mejor que el contemporáneo. Con el clásico me cuesta trabajar mucho menos"."
es la capital de Corea del Sur, donde se desempeña Arismendi como maestro del ballet nacional. Seúl
de enero volverá a la capital del país asiático, donde espera quedarse durante un año más. 14