El lenguaje de los derechos
Todo derecho también implica deberes, responsabilidades, no sólo personales también colectivas
A pocos días de terminar el año es buen momento para hacer un alto, ver lo que éste nos ha dejado y sacar cuentas de lo que es necesario mejorar, en distintos planos de la vida diaria y también en nuestra relación con las personas que nos rodean.
En tiempos en que, a veces, parece que nadie escucha a nadie, ha pasado a ser un lugar común plantear la idea de que "tenemos derecho a esto o a lo otro", o que "esto me corresponde". Así, la noción de los derechos termina formulándose en términos absolutos y simplistas, sólo desde la perspectiva del que reclama ese derecho.
Ejemplos hay muchos. Ahora mismo, la reforma al Código de Aguas que se discute actualmente en el Congreso Nacional, así como todas las reformas legales de que conocen los parlamentarios, permiten conocer el punto de vista de cada uno de los actores e instituciones involucradas, en que cada cual desde su visión y en función de sus intereses reclama porque se le tome en cuenta y se respeten sus derechos. Sin embargo, todo derecho también implica deberes, responsabilidades, no sólo personales sino también colectivas, por cuanto formamos parte de una sociedad que debemos construir juntos. Así entonces, volviendo al ejemplo de la reforma al Código de Aguas, ante el innegable escenario de escasez hídrica que vivimos, se empobrece el debate público al quedar cada cual centrado en su propio interés y no abrirse a soluciones que comprendan el tema en toda su amplitud y en función del bien general de todos.
Un lenguaje de los derechos en que cada uno vela individualistamente por su propio interés, nos puede llevar a situaciones lamentables como sociedad. Hace pocos días, en Temuco, después de horas de haber sido torturado por personas adultas, un menor de 13 años de edad fue asesinado. De acuerdo a lo informado por los organismos públicos competentes, el menor se había fugado de un centro de atención del Sename, lugar al cual había sido derivado por no contar con una red de apoyo familiar, lo que torna más dramática la situación. Los victimarios lo acusaban de haber abusado de una niña de cinco años, así que les pareció "su derecho" hacer justicia por sí mismos. Aun cuando es un caso extremo, nos ayuda a reflexionar sobre la importancia de cuidar el lenguaje de los derechos.
Jaime Sotomayor Neculman, Abogado, Magíster en Gestión Pública