El tema de la conducción responsable de vehículos motorizados debe abordarse con frecuencia, de manera que quienes están detrás de un volante entiendan la gran responsabilidad que asumen cuando guían un automóvil. Ello se hace más evidente durante los fines de semana largo -como el que vive actualmente el país- donde no sólo crece el tránsito de turistas, sino que se suma el arribo de ciudadanos argentinos que llegan en esta fecha a realizar sus compras navideñas.
Si bien desde diversos frentes se ha insistido en reiteradas ocasiones en la necesidad de que los conductores adopten actitudes defensivas y de las nefastas consecuencias que un acto irresponsable y temerario puede ocasionar, pareciera que resulta difícil cambiar una cultura que tiene a la ingesta de alcohol como un elemento muy recurrido de la celebración los fines de semana, cuestión que queda al descubierto en cada accidente o tragedia que ocurre en calles y carreteras.
Las autoridades han adoptado las acciones preventivas para hacer más llevadero el tránsito por las rutas y ahora es el turno de los choferes y peatones tomarlas en cuenta.
La prevención es tarea de todos, tanto el que va detrás del volante, como aquel que cruza de forma imprudente a mitad de una autopista o, en el radio urbano, por un paso no habilitado y sin respetar las señales del tránsito.
Acciones como conducir hablando por un teléfono celular o bajo la influencia del alcohol pueden desencadenar un accidente de insospechadas consecuencias.
De ahí la necesidad de hacer entender a quienes conducen que la adopción de medidas preventivas y responsables es la única forma de bajar el número de accidentes y de víctimas.
Ahora sólo queda esperar que las estadísticas no se disparen, tomando en cuenta que aún faltan un par de semanas para dos de las festividades más importantes para el calendario, como lo son la Navidad y el Año Nuevo, donde -precisamente- aumenta el consumo de alcohol.