"En Chile se discrimina mucho más por educación que por pobreza"
Durante el año 2017 el Serviu construirá 1.039 viviendas con subsidio en Osorno, de las cuales el 67% serán departamentos ubicados en barrios residenciales consolidados de la ciudad, donde los terrenos tienen un mayor valor inmobiliario. Ya no serán pequeños terrenos con casitas unifamiliares aisladas o pareadas, que se organizan en pequeñas manzanas y pasajes angostos al final del radio urbano o fuera de el. Ahora son edificios en altura, con espacios comunes, estacionamientos, áreas verdes y equipamientos.
Las viviendas sociales en altura y la edificación continua son una recomendación antigua de los urbanistas al Estado para densificar la ciudad, sin embargo, el Serviu le ha hecho el quite al modelo hasta ahora.
La tradición habitacional de las familias sureñas es la vivienda aislada. Venimos del campo, del pueblo, donde los terrenos y casas son amplios, donde conocemos a nuestros vecinos desde siempre. No tenemos costumbre de vivir en comunidad compartiendo espacios y usos. Aquí en la ciudad los vecinos se mudan frecuentemente, las casas se venden o se arriendan y cuesta más crear vínculos de confianza.
Propuesta novedosa
Esta propuesta es tan novedosa que contempla la construcción de 288 departamentos en dos edificios de 12 pisos, en el nuevo barrio Bellavista, donde se desarrolla la mayoría de los proyectos inmobiliarios privados de nivel medio y alto de Osorno.
Doscientos quince departamentos serán vendidos a familias que obtengan un subsidio del Estado y créditos hipotecarios, y los 73 restantes serán regalados a familias de extrema pobreza.
Hoy, la escasez de suelo y los costos de traslado obligan a cambiar nuestra forma de vivir en la ciudad y debemos aceptar la vida comunitaria que nos ofrecen los condominios y edificios en altura.
Según el plan regulador de Osorno y las ordenanzas de urbanismo, ningún barrio de la ciudad queda excluido de la construcción en altura. Las casas aisladas siempre sufren por la instalación de edificios en su cercanía; es obvio, los patios y ventanas pierden privacidad. Por eso los edificios en altura son resistidos. Eso no tiene que ver con la pobreza.
Los habitantes del barrio Bellavista están nerviosos. Hay desconfianza en el proyecto de ley que gesta el Serviu porque existe miedo a que la comunidad nueva traiga consigo conflictos sociales y delincuencia que los afecte directamente.
Desafíos
En teoría, familias pobres compartiendo edificios y comunidad con familias de nivel medio en un barrio medio alto, es una apuesta riesgosa. En la práctica, la educación de cada grupo puede llevarlos a un conflicto de vida, los gastos comunes altos de un condominio no serán financiados por el resto de la comunidad; las familias vulnerables deberán aceptar los acuerdos de la mayoría, aunque no los puedan solventar; la democracia en la administración de un condominio no diferencia la pobreza, se ejerce con un voto por vivienda y los pobres están en minoría. El Serviu no puede olvidarse que vivir en comunidad obliga a gastos comunes que si no están bien diseñados desde la arquitectura pueden traer graves conflictos.
También es importante reconocer que los barrios más caros tienen mayores costos en colegios, traslados, supermercados, comercio o arriendos, y ese mayor costo lo tendrán que soportar las familias más pobres por vivir allí.
En Chile se discrimina mucho más por educación que por pobreza. La gente pobre bien educada es bienvenida y las oportunidades de la vida se le abren constantemente. Los mal educados, aunque sean millonarios, son indeseables.
Raúl Ilharreguy, arquitecto