El 5 de diciembre de cada año se celebra el Día Internacional de los Voluntarios. Es un momento de rendir un homenaje a todos aquellos que trabajan diariamente por transformar el país y el mundo. En especial queremos celebrar a nuestros voluntarios de Osorno y la Región de Los Lagos, quienes despliegan todas sus capacidades y sueños semana a semana en los campamentos de la ciudad, buscando generar cambios profundos en la forma de relacionarnos, de encontramos, motivando a otros a construir una sociedad distinta donde todos seamos parte.

Ser voluntario implica trabajar con pasión, con creatividad, con responsabilidad. A través del voluntariado, cada persona puede influir en el rumbo del país, en cómo queremos vivir, y en Techo los jóvenes buscan promover cambios estructurales en nuestra sociedad, pero desde los territorios, en conjunto con los pobladores de los campamentos, buscando soluciones concretas a las problemáticas que enfrentan. Estamos aquí no por un acto de caridad, sino por la búsqueda incansable de la justicia.

Ser voluntario es involucrarse emocionalmente con los problemas de los demás, es realizar acciones concretas y no sólo a través de la denuncia en redes sociales, donde muchos apoyan causas a través de "likes" y compartiendo información, pero son realmente pocos los que conocen el poder de la acción política que implica ser voluntario. Son pocos los que salen de la comodidad de su casa para cambiar su vida y la de las demás personas.

El voluntario de Techo-Chile se caracteriza principalmente por la constante lucha para reivindicar los derechos fundamentales de las familias de campamentos: el derecho a la vivienda adecuada, como eje central del trabajo, sumado a los derechos económicos sociales y culturales en los que se basa el modelo de trabajo de nuestra fundación.

Las cosas más bellas que existen en nuestra sociedad, como el amor, la amistad, el respeto, la alegría y el encuentro, son cosas gratuitas que se desprenden del trabajo voluntario.

Y justamente, de eso se trata el voluntariado de Techo: de vivir gratuitamente, encontrándonos y luchando juntos por un Chile sin campamentos.

Giovanna Moreira Almonacid, directora regional de Techo

Progresivamente la provincia de Osorno ha ido tomando conciencia, y por lo tanto poniendo sus fichas, en la creciente importancia del turismo como actividad económica. El aumento del flujo de usuarios en el Paso Cardenal Samoré, con una estimación de un millón 300 mil personas para el balance de este año; la irrupción del etnoturismo en las comunidades huilliches y la oferta hotelera y de servicios de las zonas lacustres dan cuenta del potencial de esta "industria sin chimeneas", que tiene la ventaja de ser amigable con el medio ambiente y de dar la oportunidad para numerosos emprendimientos pequeños y medianos que logran sumarse al rubro desde particulares dimensiones.

Un capítulo aparte merece el explosivo desarrollo turístico en la zona costera de la provincia, donde Maicolpué y Pucatrihue asoman con la apreciada particularidad de contar con playas de arenas blancas, algo de muy poca ocurrencia en el sur del país. Esta característica, sumado a la belleza escénica del entorno y a la relativa cercanía con la ciudad de Osorno, han hecho que ambos balnearios estén experimentado un sostenido incremento de turistas, tanto chilenos como argentinos. Si en la temporada estival 2014-2015 llegaron 80 mil visitantes entre el 15 de diciembre y el 15 de marzo, en la correspondiente al mismo período entre 2015-2016 ese número creció a 120 mil.

Estos antecedentes reflejan el significativo crecimiento del atractivo de los balnearios de San Juan de La Costa que, extrañamente, no han sido razón suficiente para que el municipio disponga de salvavidas en Maicolpué y Pucatrihue durante la temporada que se inicia en 13 días más. Es cierto que ambas son playas solaneras y no aptas para el baño, pero también es cierto que donde haya mucha gente se necesitan figuras investidas de poder (y los salvavidas son precisamente esto en la arena), y que, de cuando en cuando, hay personas inescrupulosas o menores de edad que se internan peligrosamente en las aguas.

Si la zona costera próxima a Osorno quiere continuar en la exitosa senda del desarrollo turístico, debiera reconsiderar la figura de los salvavidas.

El 5 de diciembre de cada año se celebra el Día Internacional de los Voluntarios. Es un momento de rendir un homenaje a todos aquellos que trabajan diariamente por transformar el país y el mundo. En especial queremos celebrar a nuestros voluntarios de Osorno y la Región de Los Lagos, quienes despliegan todas sus capacidades y sueños semana a semana en los campamentos de la ciudad, buscando generar cambios profundos en la forma de relacionarnos, de encontramos, motivando a otros a construir una sociedad distinta donde todos seamos parte.

Ser voluntario implica trabajar con pasión, con creatividad, con responsabilidad. A través del voluntariado, cada persona puede influir en el rumbo del país, en cómo queremos vivir, y en Techo los jóvenes buscan promover cambios estructurales en nuestra sociedad, pero desde los territorios, en conjunto con los pobladores de los campamentos, buscando soluciones concretas a las problemáticas que enfrentan. Estamos aquí no por un acto de caridad, sino por la búsqueda incansable de la justicia.

Ser voluntario es involucrarse emocionalmente con los problemas de los demás, es realizar acciones concretas y no sólo a través de la denuncia en redes sociales, donde muchos apoyan causas a través de "likes" y compartiendo información, pero son realmente pocos los que conocen el poder de la acción política que implica ser voluntario. Son pocos los que salen de la comodidad de su casa para cambiar su vida y la de las demás personas.

El voluntario de Techo-Chile se caracteriza principalmente por la constante lucha para reivindicar los derechos fundamentales de las familias de campamentos: el derecho a la vivienda adecuada, como eje central del trabajo, sumado a los derechos económicos sociales y culturales en los que se basa el modelo de trabajo de nuestra fundación.

Las cosas más bellas que existen en nuestra sociedad, como el amor, la amistad, el respeto, la alegría y el encuentro, son cosas gratuitas que se desprenden del trabajo voluntario.

Y justamente, de eso se trata el voluntariado de Techo: de vivir gratuitamente, encontrándonos y luchando juntos por un Chile sin campamentos.

Giovanna Moreira Almonacid, directora regional de Techo

Progresivamente la provincia de Osorno ha ido tomando conciencia, y por lo tanto poniendo sus fichas, en la creciente importancia del turismo como actividad económica. El aumento del flujo de usuarios en el Paso Cardenal Samoré, con una estimación de un millón 300 mil personas para el balance de este año; la irrupción del etnoturismo en las comunidades huilliches y la oferta hotelera y de servicios de las zonas lacustres dan cuenta del potencial de esta "industria sin chimeneas", que tiene la ventaja de ser amigable con el medio ambiente y de dar la oportunidad para numerosos emprendimientos pequeños y medianos que logran sumarse al rubro desde particulares dimensiones.

Un capítulo aparte merece el explosivo desarrollo turístico en la zona costera de la provincia, donde Maicolpué y Pucatrihue asoman con la apreciada particularidad de contar con playas de arenas blancas, algo de muy poca ocurrencia en el sur del país. Esta característica, sumado a la belleza escénica del entorno y a la relativa cercanía con la ciudad de Osorno, han hecho que ambos balnearios estén experimentado un sostenido incremento de turistas, tanto chilenos como argentinos. Si en la temporada estival 2014-2015 llegaron 80 mil visitantes entre el 15 de diciembre y el 15 de marzo, en la correspondiente al mismo período entre 2015-2016 ese número creció a 120 mil.

Estos antecedentes reflejan el significativo crecimiento del atractivo de los balnearios de San Juan de La Costa que, extrañamente, no han sido razón suficiente para que el municipio disponga de salvavidas en Maicolpué y Pucatrihue durante la temporada que se inicia en 13 días más. Es cierto que ambas son playas solaneras y no aptas para el baño, pero también es cierto que donde haya mucha gente se necesitan figuras investidas de poder (y los salvavidas son precisamente esto en la arena), y que, de cuando en cuando, hay personas inescrupulosas o menores de edad que se internan peligrosamente en las aguas.

Si la zona costera próxima a Osorno quiere continuar en la exitosa senda del desarrollo turístico, debiera reconsiderar la figura de los salvavidas.