Esquina peligrosa
Ya se ha perdido la cuenta de los accidentes que se han producido en la intersección de las calles Chorrillos con Parinacota. ¿Cómo es posible que el director de Tránsito de la Municipalidad de Osorno aún no se dé cuenta que en aquella esquina la preferencia la debería tener la calle que presenta el mayor flujo de tránsito (Chorrillos), y no la calle secundaria como lo es Parinacota?
Mi hija de 10 años se da cuenta de esta solución y no él. Más incomprensible resulta que luego de tantos episodios ocurridos en ese lugar aún no se disponga la instalación de un semáforo. Pero creo entender por qué: No hay plata para solucionar un problema en Rahue, así como no hay para instalar aunque sea un basurero en calle República. Y claro, por allí transita gente de trabajo y no turistas como en el centro oriente de la ciudad.
Rodrigo Riquelme Muñoz
Patrimonio e identidad
En muy poco tiempo Chile podría tener un ministerio de la cultura. Durante el gobierno de Piñera se propuso el proyecto; en el presente gobierno de Bachelet, la idea se "mejoró" a través de la "indicación sustitutiva"; en octubre de 2016, pasó el primer trámite legislativo (Cámara de Diputados), pero se "empantanó" en el Senado. Esto significa que el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio podría estar listo en 2017.
Este nuevo ministerio pretende reconocer la multiplicidad de identidades culturales del país. Y aunque resulte difícil de creer, la clase política llegó a este convencimiento debido a que las identidades mundializantes-globalizantes han comenzado a ser puestas en jaque. Las críticas al sistema capitalista son cada vez más masivas, debido a la escandalosa concentración de la riqueza, pero también a lo evidente de la destrucción del medio ambiente. Se suma la decadencia del sistema político, del sistema democrático y de la propia clase política.
Es necesario subrayar el inconformismo social frente a la división internacional del trabajo que ha precarizado el sistema laboral y de pensiones, en contrapartida con sugerentes nuevas formas de participación que permiten a grupos e individuos más informados y empoderados, protestar contra los sistemas sociales que los oprimen. Hay que recordar la tendencia en alza de la crítica "descolonizadora", contra un proceso de 500 años de mundialización y globalización.
Como efecto, grupos empoderados o simples personas ahora pujan por valorar sus propias historias, sus propias raíces culturales, a valorar su propio entorno, y comienzan a identificar y cuidar el patrimonio que los rodea. Se gana en identidad local y regional. Y esto ha llegado a oídos de los políticos profesionales.
Pero todavía nuestra intelectualidad sigue pensando desde sus respectivas especialidades y la gestión política hace lo propio. Se cree equivocadamente que el patrimonio natural y el patrimonio cultural son distintas cosas. Es cierto que cada vez se vuelve más urgente la irrenunciable necesidad de salvar especies y ecosistemas en peligro de extinción. Pero paralelamente, también hay que preservar las identidades. Esto es, las lenguas, la oralidad, saberes, memorias, formas de vestir, prácticas medicinales, imágenes, músicas, usos y tecnologías, entre otras.
El patrimonio es identidad y la identidad no se puede reducir al paradigma de "cuartos estancos".
Marcelo Neira Navarro, Centro Cultural y Observatorio Social (Alianza Municipalidad de Purranque/ULagos)
Cybermonday y retracto
Ya es tradición que las casas comerciales se sumen a los "cybermonday", un tipo de compras donde se hace extensiva la aplicación de la Ley 19.496 o Ley del Consumidor, pero en la cual existen varios alcances que el consumidor debe tener en cuenta.
En el caso de la compra física de un producto opera la "triple opción". Es decir, si el producto sale defectuoso, el consumidor puede optar por cambiar el producto; la reparación del mismo; o la devolución del dinero. Fuera de la causal señalada, el consumidor no puede retractarse.
Ahora bien, esto no ocurre para la compra a distancia, pues en este caso opera una especie de "derecho a retracto", la cual señala que mediante contratos celebrados por medios electrónicos o cualquiera otra forma de comunicación a distancia, el consumidor podrá poner término unilateralmente al contrato en el plazo de 10 días contados desde la recepción del producto o desde la contratación del servicio y antes de la prestación del mismo. En este sentido, es importante señalar que el plazo se cuenta desde la recepción del producto comprado, o bien, desde el retiro en tienda, y para el caso de las prestaciones de servicios, el plazo se cuenta desde que el consumidor tiene la posibilidad de descargar y almacenar en formato archivo, los términos y condiciones contractuales del servicio contratado.
Para hacer efectivos y poner en práctica estos procedimientos, es importante que el consumidor restituya en buen estado los embalajes, etiquetas, certificaciones, manuales, etc., del producto adquirido.
Andrés Bustos, académico de la Universidad Andrés Bello