Proyectos de etnoturismo impulsan sus comidas típicas y costumbres
TENDENCIA. En las comunas de Osorno, San Juan de la Costa y Río Negro se pueden encontrar iniciativas en las cuales los mismos emprendedores -en este caso "dueños de casa"- reciben a los visitantes para compartir en forma natural de las tradiciones huilliches, su alimentación y hasta el uso que se le entrega a las plantas medicinales. Los visitantes pueden darle de comer a los animales, incluso recolectar frutas y verduras que luego preparan con recetas típicas del campo.
Con una tasa de ocupabilidad que en tan sólo un año ha crecido en un 15 por ciento -73% en verano del 2015, versus un 88% a igual periodo de 2016- , el destino Osorno-Puyehue (como se le denomina al cruce que se hace desde la comuna cordillerana, pasando por la capital provincial hasta llegar a La Costa) se ha posicionado por sus diversos atractivos que van más allá de los naturales, pues se suma la gastronomía, hotelería y el entretenimiento.
Entre las iniciativas presentes se encuentran aquellas que están enfocadas al de intereses especiales y que tiene específica relación con la temática huilliche, la cual en nuestra zona posee varios exponentes. Tanto es así que en comunas como San Juan de la Costa, varias de se encuentran asociadas a comunidades completas que se dedican a este rubro.
Algo similar ocurre desde hace cuatro años en la comuna de Río Negro, donde se está trabajando en una ruta -denominada como Huilliche- junto a varios emprendedores de esta etnia, con el fin de mostrar lo que es la cultura propia de esta tierra.
La gastronomía, el alojamiento y la enseñanza de la cosmovisión huilliche, además del agroturismo, son parte de estas iniciativas que cada vez toman mayor fuerza entre visitantes que buscan vivir experiencias, más que contar con servicios de varias estrellas.
Ruca
A unos 23 kilómetros de Osorno, en el sector de Forrahue, Marisol Nilián espera al visitante vestida con un atuendo que se vincula al pueblo mapuche-huilliche. A un costado su esposo Yván Arriagada comenta que acaba de terminar de arreglar la ruca que mantienen con un fogón dentro, poniéndole plantas de chupones secas al techo de la estructura que tiene forma circular.
En su predio de 1,8 hectáreas que se alza en medio de terrenos eminentemente agrícolas, la pareja mantiene un pequeño bosque con plantas nativas. Según Yván, allí convergen de 70 a 100 especies que serían difíciles de encontrar en un mismo punto en toda la comuna. La pareja tiene marcados sus roles en este emprendimiento conformado desde hace un par de años, cuando comenzaron tímidamente con el proyecto denominado Etnoturismo Forrahue.
Mientras Marisol se encarga de cocinar desde tortillas de rescoldo hasta sopa de mote, así como mostrar las labores típicas de su pueblo, su esposo recibe a los visitantes con el fin de contarles historias típicas y de la cosmovisión de sus ascendencia.
Además, realiza un recorrido de unos 800 metros por senderos bien delimitados donde Yván detalla el uso de cada una de las plantas en ámbitos como la medicina y eventos rituales.
El matrimonio explica que su terreno dedicado al etnoturismo se ha convertido con el tiempo en una parcela educativa, donde agrupaciones de estudiantes de diferentes niveles llegan para aprender.
Es el caso de la visita de 180 personas que el próximo martes 8 acudirán desde la carrera de Hotelería, Turismo y Gastronomía de Inacap. "Nos estamos preparando para relatar la historia de la comunidad de Forrahue y, en la oportunidad, llevaremos a cabo tres actividades", explica Arriagada.
Actividades que al matrimonio Arriagada-Nilián los mantiene bastante ocupados, enseñándoles acerca de lo que son las vivencias diarias de su pueblo. "Aquí las personas y turistas que llegan pueden, si lo desean, participar de las actividades del día a día, como es la limpieza del trigo, la preparación de comidas y otras vivencias", explica Marisol.
Ruta Huilliche
Para Cristina Catrilef, quien reside en el sector rural de El Bolsón en Río Negro, el visitante que llega hasta su hospedaje debe vivir una experiencia diferente al turismo de cinco estrellas que ofrece el rubro tradicional.
Eso sí, no por ello la comodidad se deja de lado dentro del hospedaje Eluney, lugar donde se pueden probar los sabores de la gastronomía rural y huilliche, además de disfrutar de tinajas de agua caliente al aire libre con alguna hierba relajante.
Cristina comenzó hace cuatro años con este emprendimiento y le ha ido bien. Explica que llegan turistas de Europa, Oceanía y Estados Unidos, pero también nacionales.
Uno de sus objetivos es el de poder rescatar aquellas costumbres de origen huilliche que difícilmente se encuentran en la zona urbana. Al formar parte de una ruta junto a otros cuatro emprendimientos con la temática del etnoturismo, Cristina ha logrado consolidarse junto a sus "socias" que ofrecen otros servicios relacionados al mundo huilliche.
Uno de sus puntos fuertes lo presenta el rescate de comidas típicas, con recetas que poco a poco han ido desapareciendo. Por lo mismo, en sus preparaciones se puede encontrar preparaciones con cochayuyo, tortillas de papas y el pebre de mote con harina tostada.
En cuanto a licores, todas sus preparaciones tienen relación con productos que encuentra en el campo: maqui, chupón, sauco y luma.
Como experiencia, Cristina señala que al visitante le interesa mucho la temática huilliche, pues en ella se cuentan historias y las experiencias que vive su gente.
"A los turistas les interesa mucho el tema rústico, a pesar de que contamos con tecnología. Nuestros visitantes prefieren dedicar su tiempo a compartir, conversar, a estar en el hogar y que les cuenten historias de los alrededores; en suma, nos dedicamos a compartir con nuestros visitantes", señala Cristina.
En cuanto a las actividades que se realizan fuera de la casa, se encuentran las labores de campo, las cuales se transmiten al visitante. Entre ellas se cuenta darle comida a las aves, recolectar verduras, frutas y cocinar con esos alimentos. "Si ellos quieren participar, pueden hacerlo. Además en nuestro espacio también recreamos el juego del palín y pueden ver cómo tostamos el trigo en la callana (vasija para tostar)".
Otra de las mujeres que integra esta ruta es Matilde Pinol, quien junto a su horno de ladrillo produce carbón de madera, prepara y vende tortillas de rescoldo y sopaipillas de quinoa en un predio en el que también se encarga de criar ovejas y cultivar hortalizas para los desayunos y almuerzos étnicos que prepara a los visitantes, los cuales provienen de tierras tan distantes como Francia, Australia, pero también de Argentina y Paraguay.
Según Matilde, "el turista ya no está buscando alojarse en hoteles cinco estrellas, si no que vivir experiencias reales, conocer nuevas personas, sobre todo en espacios apartados de los grandes centros urbanos. La gente está buscando lo diferente, el pasar días tranquilos y relajarse".
Gracias a su proyecto, Matilde ha podido hasta salir en la televisión y llegar a ganar premios en base al turismo rural, comenta.
Mote a $ 300
A 50 kilómetros de Osorno y a 10 antes de llegar a Bahía Mansa, Judith Currieco Acum tiene un puesto donde vende mote con huesillo y muday que ella misma prepara, el que luego ofrece a aquellos visitantes que llegan con sed en pleno verano al litoral de la provincia.
Según explica, el emprendimiento lo comenzó principalmente porque al turista que llega desde otras latitudes le encanta probar todo lo que tiene relación con la etnia huilliche.
Se dio cuenta que la mayor parte de los emprendimientos se encuentran dentro de las mismas localidades y ella, aprovechando que vive a orilla de carretera, comenzó a replicar las recetas que vio de niña en su hogar: mote con huesillo y muday.
"La gente durante el verano llega con sed y me di cuenta que nadie vendía algo para beber. Además el muday se ve poco y como yo lo sé hacer, pensé en venderlo. ¿El vaso?, bueno, tanto mote con huesillo como muday lo vendo a $ 300", aclara esta emprendedora que se suma a los proyectos existentes en la provincia.
"Aquí la gente puede hacer actividades del día a día, como la limpieza del trigo o la preparación de las comidas"
Marisol Nilián, Etnoturismo Forrahue"
"El turista ya no está buscando alojarse en hoteles cinco estrellas, si no el vivir experiencias reales"
Matilde Pinol, Turismo Río Negro"
Fortalezas
La gastronomía propia de la etnia es una de las fortalezas del etnoturismo en la zona. Tal es el caso del muday, de los licores con frutas silvestres, las sopaipillas de quinoa, las tortillas y muchas otras comidas.