Según el Génesis, Dios tardó seis días en crear el mundo: hizo la luz, el agua, el cielo, la tierra, la luna, las estrellas, los animales, los peces, las aves, las plantas y finalmente al hombre y a la mujer. El séptimo día se dice que Dios descansó, pero no fue tan así.
Lo que no se sabe o no se ha dicho es que en ese día de ratos libres, Dios siguió pensando cómo vivir entre nosotros y disfrutar de su creación… Entonces, por arte de magia divina, un domingo Dios creó a Osorno y su provincia con un territorio de 9 mil 224 kilómetros cuadrados, sembrado de atractivos naturales tan diversos y valiosos para la vida como ser montañas nevadas, lagos, ríos , mar, playas vírgenes de arena, termas, campos, bosques, todos paisajes de incomparable belleza.
Los ingredientes naturales que el creador disponía en su cocina se vaciaron del cielo directamente en su receta y sin quererlo se distribuyeron a pocos kilómetros de nuestra ciudad para que los que íbamos a habitar o visitar este lugar del mundo, incluido Él, lo tuviéramos todo.
Y así ocurrió, a partir de entonces Osorno se transformó en un destino divino.
Millones de años después de la creación, Osorno es un lugar privilegiado. Está entre las mejores ciudades de Chile para vivir, según la consultora Visión Humana; es uno de los mejores lugares del país para trabajar, lo dice el bajo índice de cesantía regional y nacional; y es uno de los lugares más variados para visitar, tienes para disfrutar de una maravilla natural cada día de la semana y no se agota.
Nuestra principal actividad productiva es producir alimento sano para el país y el mundo. Los campos y aguas de nuestro territorio no sólo nos dan el placer de las vistas y la recreación, también se cultivan y producen leche, carne, salmón, variedad de peces, mariscos y frutas. Ello genera trabajo y riqueza, y además nos alimenta con exquisita comida típica.
Eso explica porqué Dios eligió a Osorno para vivir, a Él también le gusta comer rico.
Raúl Ilharreguy Gutiérrez, arquitecto