Hubo un tiempo en que los arquitectos eran caros y los clientes evitaban contratarlos, haciendo que dibujantes y diseñadores alternativos les hicieran los proyectos. Sé de algunos inversionistas que nunca contrataron arquitectos para construir sus edificios y compraron la firma de algunos colegas para legalizar su inversión. También existían los arquitectos que firmaban planos por poco dinero y así todo quedaba en regla.
En los últimos 15 años el arquitecto ha poblado Chile y sus ciudades, multiplicándose en cantidad junto a la masificación de las universidades, por lo que el ejercicio ilegal de la profesión se ha minimizado. Somos muchos y nadie sobra, porque todavía somos pocos para toda la pega que nuestro país y en especial nuestra región necesitan.
El problema es que con el cartón colgado en la pared ya no llegan los clientes a encargarnos un proyecto, debemos provocar el encargo o competir en concursos públicos, privados, hasta en concursos de honorarios, el que cobra menos la hace… con todo, hemos aceptado el juego de ejercer la profesión en un mercado libre. El peligro para nuestras ciudades es que cuando las actividades quedan solas en manos del mercado, la calidad se va al hoyo. Lo bueno es que hoy es tan barato contratar un arquitecto que no tiene sentido suplantarlo.
Sin quererlo, hemos desvalorizado nuestra profesión. No es extraño que los clientes, al encargar un proyecto o cotizarlo, lo hagan diciendo ¿por qué no me haces un monito? A lo que después de unos días el arquitecto pedirá una reunión al cliente para decirle: te traje un monito que te va a gustar; es el lenguaje común de hoy al iniciar un proyecto de arquitectura.
Ya no diseñamos, hacemos monos, y como tal nos valoran y nos pagan por monos. Se ha hecho tan popular el mono de los arquitectos que se creó la ley del mono para regularizar edificios existentes, y así los monos masivos de esa ley nos han permitido sobrevivir a la escasez de trabajo y de paso el Estado, gracias a nuestros monos, ha recaudado más impuestos territoriales.
Raúl Ilharreguy Gutiérrez, arquitecto