El debate en torno a la reforma a la educación superior de nuestro país ha derivado en un verdadero estado de locura. A la vista están cinco hechos ocurridos en los últimos días.
El primero es el secuestro del Rector Universidad Alberto Hurtado a manos de un grupo de estudiantes de la propia casa de estudios. El segundo es el debilitamiento del movimiento estudiantil. El tercero, la desatinada afirmación de Ennio Vivaldi -Rector de la Universidad de Chile y Presidente del Consorcio de Universidades Estatales- que denigra la honra de las instituciones de educación superior (IES) privadas. El cuarto es la trasnochada idea de un puñado de senadores de estatizar Inacap. Y el quinto, la ex rectora de la Universidad de Aysén presentó un recurso de protección por la remoción de su cargo. Miremos en líneas gruesas estos hechos.
El Rector de la Universidad Alberto Hurtado actuó en consecuencia para sancionar a los estudiantes que violentaron las instalaciones de esa universidad. Debido que a los dirigentes estudiantiles no les gustó la decisión, lo secuestraron y amedrentaron. Ese acto es gravísimo, condenable y lesiona gravemente la autonomía en nuestro sistema de educación superior, ya amagada por el proyecto de ley en trámite.
En cuanto al segundo hecho, el movimiento estudiantil está absolutamente debilitado en su interior y en la opinión pública. Basta con decir que fue muy pobre la participación en la marcha familiar convocada.
El tercer hecho, más que el desatino de Ennio Vivaldi de afirmar que las IES privadas viven en nuestro país en un paraíso fiscal, lo que en realidad esconde su llamado es el abandono de las IES estatales por parte del gobierno. Inclusive, producto de ese abandono, las IES estatales han caído en malas prácticas tales como la creación de figuras jurídicas paralelas a su quehacer, la cesión de propiedades y las prebendas con beneficio a algunos miembros de los estamentos de decisión.
El cuarto hecho es una estupidez. ¿Cómo solapar la inoperancia del gobierno y cumplir su promesa de educación técnica de calidad y cercana al mundo productivo regional? La respuesta es expropiando Inacap, ante la falta de respuestas concretas y viables.
El quinto es la demostración más palpable de que el gobierno vulneró de forma grosera la autonomía institucional de la novel Universidad de Aysén.
Nabor Carrillo Estefa Economista Unidad de Estudios Santo Tomás