Por distancia o desconocimiento, Chile no ha sido, a lo largo de la historia, un destino atractivo para los refugiados que huyen de sus países por conflictos militares externos o guerras civiles. Salvo tenues intentos gubernamentales por acoger a inmigrantes que escapan de los horrores de los enfrentamientos armados, el país no ha logrado construir en los últimos años una adecuada estructura institucional que se encargue de ofrecer un albergue temporal y digno, esto último es muy importante, mientras la familia desarraigada de su territorio pueda insertarse en su nueva realidad.
Aun así, a pesar de la lejanía y de la ausencia de una institucionalidad que los acoja debidamente, en los años recientes sí han llegado ciudadanos que huyen de sus naciones de origen. Aunque naturalmente la mayoría de ellos se ha concentrado en Santiago, un puñado se ha ido a otras regiones, como Osorno, donde hace justo un año arribó una familia siria cuyo jefe de hogar es un contador que ya llevaba unos meses en la ciudad intentando cimentar su nuevo futuro.
Su relato, entregado a este diario, sirve para ilustrar la paradoja que ofrece Chile a los inmigrantes y a los refugiados. Superada la barrera del desconocimiento inicial, el país puede parecer un destino interesante por su estabilidad política y desarrollo económico, además de la amabilidad de la ciudadanía en general, pero las instituciones gubernamentales han fallado a la hora de tejer un entramado legal y social que le permita a los inmigrantes, sobre todo a los refugiados, acortar de un modo eficaz la brecha que los separa de su nuevo territorio.
En el caso de la familia que llegó a Osorno desde la ciudad siria de Holms, ha logrado subsistir por la resiliencia natural de quienes huyen de las guerras y el tesón demostrado por el matrimonio, pero la sociedad local y sus instituciones tienen el imperativo ético de atender de mejor manera sus requerimientos, aun antes de que sean manifestados por los propios interesados.
Esta tierra, como gran parte del sur de Chile, conoce de sobra la importancia de quienes han arribado desde sitios lejanos.