Contaminación del Pichi Pichil
El mejor ejemplo de la burocracia e ineptitud de las autoridades sanitarias es lo que sucede con la contaminación del estero Pichi Pichil. Después de una denuncia en marzo del presente año, con visitas de inspectores a la desembocadura del estero que descarga al río Rahue, en el sector de Pichil, aún está en la nebulosa el origen de la contaminación.
Los lugareños, sin mayores estudios, saben que este problema se origina a dos kilómetros aguas arriba del curso de agua, sin que el organismo del Medio Ambiente se dé por enterado. Incluso los antecedentes fueron remitidos a la Superintendencia del Medio Ambiente, con nulos resultados.
No es posible que se siga contaminando las aguas de un estero, cuyo ecosistema ha sido destruido, sin que las autoridades respectivas tomen medidas. Es hora que los responsables sean puestos a la luz de los hechos para volver a tener vida en esas otrora cristalinas aguas del sector.
Javier Moroni Blaña
Gabriel Valdés
Como el sol imponente que muere en el Pacífico, así partió en un día como hoy hace cinco años Gabriel Valdés, dejándonos la certeza que cada mañana su espíritu renacerá desde Los Andes para recordarnos que la acción política es servicio a los demás y que es una actividad que puede ser digna y decente.
Iván Neira Navarrete
Reclamo contra Correos
El 8 de agosto pasado despaché una encomienda en la oficina de Correos Chile -ex Correos de Chile- ubicada en Carrera esquina Bulnes de Quilpué, conteniendo un teléfono celular nuevo y su respectivo cargador, dirigido a mi hija, la profesora Carmen Narváez Arellano, que reside en Osorno. La encomienda fue enviada mediante la guía de Correo Nº 3072734967468, con un peso de 350 gramos y remitido en una bolsa plástica del señalado servicio, primero a la Central de Santiago y, posteriormente, a la ciudad de destino, es decir, Osorno.
Al llegar al domicilio sólo se encontraba su cónyuge, a quien le llamó la atención que la bolsa que portaba el cartero estaba vacía y que al trasluz se apreciaba nada más que una guía que contenía dentro de la citada bolsa. Hecho el reclamo en la oficina de Correos de Osorno no hubo una explicación, ni inteligente ni satisfactoria, ya que no se llamó al cartero de marras para interrogarlo sobre esta situación, aduciéndose que se encontraba en "colación".
La oficina de Quilpué consultó telefónicamente a Osorno sobre el resultado del reclamo Nº 1481731, respondiéndosele que los hechos eran materia de una investigación sumaria, cuyos resultados desconocemos y que el valor de lo declarado ascendente a $ 60.000 y a más de los $ 4.500, valor del despacho, no se devolvía, atendido que el receptor había recibido conforme el sobre vacío.
Señores lectores, este es el servicio que brinda a la comunidad Correos Chile, convertido hoy día en un émulo del "Triángulo de las Bermudas": Quilpué, Santiago y Osorno.
Reinaldo Narváez Arancibia
Nivel de las autoridades
A raíz de los epítetos del subsecretario Francisco Díaz me pregunto qué clase de políticos es la que tenemos hoy. ¿Cómo llegan a ser parte de un gobierno personas que aparentemente son de conducta intachable, que tienen cierta educación?
Si bien la Constitución nombra los requisitos para ocupar ciertos puestos, y que son elegidos algunos directamente por el Jefe de Estado, como subsecretarios y ministros, me llama mucho la atención en cuanto al requisito que habla sobre educación: "haber aprobado la educación básica y poseer el nivel educacional o título profesional o técnico que por la naturaleza del empleo exija la ley".
Nivel educativo habla del grado académico de una persona, lo que denota que para el cargo es una persona profesional, y que debiera ir ligado con cierto nivel cultura.
El nivel cultural tiende a señalar que el comportamiento de la persona va acorde con su cultura. Dentro de esto va inscrito el lenguaje que utilizamos, que depende del nivel sociocultural del hablante.
Aunque el nivel cultural va complementado con el nivel educativo, siempre aflora uno de los dos, y esto queda de manifiesto en ciertas autoridades, como diputados, senadores, ministros, subsecretarios, que pueden tener ciertos niveles educativos, pero de cultura casi nada, muchas veces refiriéndose con lenguajes simples y vagos, utilizando vocabularios groseros y obscenos, y que muchas veces ya no tienen vergüenzas en salir ante las cámaras de TV con epítetos y vulgaridades, faltando solamente que hablen cotidianamente con palabras o expresiones provenientes del coa.
Estos mismos señores son los que nos dan cátedra sobre la educación y conducta a una sociedad cansada de ver el doble estándar y que reclama tan sólo por tener autoridades acordes a la investidura que llevan.
Francisco Elgueta Colipan