Hace un par de semanas lanzamos los resultados de nuestro Catastro de Campamentos 2016, resultados alarmantes que nos desafían a comprender de mejor manera el fenómeno de los campamentos.
Hoy en Chile existen 660 campamentos y 38.770 familias que los habitan, una cifra que va en aumento, y de la cual pocas comunas de nuestro país se escapan. En 153 comunas del país habitan familias en campamentos, lo que implica que en el 44,3% de los municipios del territorio nacional hay presencia de comunidades precarias, y Osorno no es la excepción.
En nuestra región tenemos 50 campamentos y 2.508 familias viviendo en ellos, es decir, siete mil personas en promedio, principalmente niños y jóvenes (Encuesta Nacional de Campamentos 2015). En la provincia de Osorno nos encontramos con 15 campamentos y 852 familias, aproximadamente unas siete mil personas viven en condiciones precarias en esta provincia, y 40 de éstas no habían sido catastradas con anterioridad.
Sabemos que las familias de campamentos siempre se encuentran por debajo de los parámetros nacionales en temas de precariedad habitacional, educación, salud y trabajo, entre otros. Es decir, los campamentos en Chile responden a una problemática mucho más profunda que nos exige un esfuerzo por comprender las múltiples variables vulneradas -esenciales en la vida humana-, que da origen a lo que hoy conocemos como campamentos. Debemos cambiar la mirada y comprender los asentamientos no como un hecho aislado, sino que se debe tomar en cuenta todo el proceso que configura la vida en campamentos.
Desde esta perspectiva, en el Centro de Investigación Social de Techo-Chile denominamos como el fenómeno de "campamentación" al proceso determinado por la vulnerabilidad, en el cual los individuos y/o familias antes de llegar a habitar a un asentamiento, se encuentran en un contexto de "riesgo". Dicha situación es determinada por las oportunidades del entorno y las capacidades de las familias, que deriva en el establecimiento de un campamento.
Hoy, con mayor claridad podemos afirmar que los campamentos son la última alternativa de las familias. Se han visto obligadas a vivir en esta situación porque se sigue construyendo el país con bases en la desigualdad, injusticia y la exclusión. Tenemos que trabajar con más fuerza que nunca para construir un Chile justo y sin pobreza, ¡es nuestra obligación!
Giovanna Moreira Almonacid, directora regional de Techo-Chile