Ratones de plazuela Yungay
Junto con felicitarle por el medio de comunicación que usted dirige, le deseo comentar lo siguiente: Respecto al tema de los roedores de la plazuela Yungay, en mi predio estoy realizando desde 2015 un control de roedores. Al comparar con este año, por las favorables condiciones climáticas, no ha llovido y tampoco ha habido temperaturas muy bajas, esto ha incidido en que los roedores han tenido un año beneficioso, aumentado considerablemente su población.
En mi caso, he aumentado a más al doble del producto que apliqué el año pasado para desratizar. Por lo que se ha señalado en el diario, me parece mucho que no hay un programa de desratización en el centro de la ciudad. Si ello se estará realizando, no existiese ese número de roedores. Estos animales siempre aparecen, por lo cual se debe de realizar en forma continua e interrumpida los programas de desratización. Considero que este tipo de programas no deben de faltar, ya que existe en el centro de nuestra ciudad un sinnúmero de kioscos de venta de comida rápida, los que no van a realizar un programa de desratización. Además, en la plazuela Yungay convergen 3 supermercados, los cuales poseen un atractivo para los ratones.
Coincido con lo que señala José Hernández, que dentro de nuestro hermoso país estamos plagados de ratas. Además, con un poco de sentido común podemos predecir que en épocas favorables, en cuanto a clima, como la que estamos viviendo, prolifere aún más.
Es lógico que los árboles añosos que tenemos en nuestras plazas, nos brindan abundante sombra en verano. Pero al ser árboles añosos, éstos, como todo ser viviente, se desmoronan con los años y por ello se debe realizar una inspección cuidadosa de su estructura, con el objeto de visualizar a tiempo el deterioro y prevenir una caída o desplome de parte o totalidad de los árboles, lo que puede ocasionar un accidente y con consecuencias fatales. Esperamos que esto no ocurra.
El árbol es un recurso renovable y por eso aún podemos disfrutar del canelo que plantara nuestra ilustre poetisa Gabriela Mistral. Tenemos por una parte la fortuna que en nuestra zona la vegetación se desarrolla con rapidez, pero a la vez nos trae la consecuencia que los árboles no llegan a ser muy longevos. Tampoco se trata de llenar toda nuestra ciudad con araucarias y alerces, pues estos sí son árboles longevos y llegan a pasar con facilidad el milenio.
Recordemos que cada año existe un programa de arborización urbana, pero estos fracasan por la actitud de los vecinos (o vándalos) que no soportan que se pretenda de mejorar nuestro entorno. Al crear un área poblada de árboles, ésta se debe de cercar, ocultando su desarrollo a la comunidad y cuando la vegetación se haya desarrollado lo suficiente, se podrán desprender las murallas y rejas que lo protegieron ante los vándalos. Sólo así podremos llegar a tener un parque como señala nuestro lector, Jaime Mansilla. Hay que saber y actuar con sabiduría frente a los vándalos que no desean tener un entorno digno.
Jorge Wendler A., ingeniero forestal
Campamentos de Osorno
Con respecto a la columna de opinión de Juan Ignacio Ávila, de la Cámara Chilena de la Construcción, sobre descontaminación vs los campamentos, y la preocupación por el encarecimiento de los proyectos habitacionales destinadas al sector más vulnerable (vulnerado), quisiera destacar varios puntos: Lo primero es comprender que muchos de los problemas que vivimos en el país, y que golpean más fuerte a las familias de los campamentos, es producto de un modelo económico agresivo y brutal que ha hecho que los derechos sociales se transen en el mercado, y que dependan de la capacidad de pago. Creemos que para ir solucionando estos problemas, es necesario generar cambios estructurales para que familias no se vean obligadas a vivir en campamentos, y así a mediano y largo plazo se terminen los campamentos en Chile.
Algunas de nuestras propuestas son consagrar la vivienda adecuada como un derecho en nuestra Constitución, con el objeto de impulsar la promoción de políticas públicas destinadas a garantizar este derecho, universalizar el derecho a la vivienda de calidad y limitar la especulación del mercado inmobiliario. Por otra parte, una de las razones estructurales principales, por las que actualmente se dificulta o impide a sectores de la población el acceso a viviendas dignas, pasa por la liberalización de los mercados inmobiliarios y de suelo. Un ejemplo claro son los altos precios de terrenos bien localizados que impiden que familias vulneradas en sus derechos puedan disponer de oportunidades habitacionales integradas a la dinámica y servicio de la ciudad. En este sentido creemos y reforzamos la idea de un sistema integrado de suelos públicos. Si bien hay avances en torno a proyectos integrados, y valoramos el esfuerzo del Municipio de Osorno y el Serviu para entregar soluciones habitacionales a familias de Osorno, falta mucho por avanzar, y esto es una tarea de todos, porque para lograr cambios concretos necesitamos trabajar juntos.
Giovanna Moreira Almonacid Directora Regional TECHO-Chile