Animales abandonados
Se requiere, junto con la coerción, un cambio de mentalidad, principalmente en las nuevas generaciones.
El 27 de julio se recordó en Chile el Día del Perro Callejero, una fecha destinada a resaltar el valor de la tenencia responsable de animales y a erradicar el maltrato. En nuestra Región, suelen vivirse paradojas respecto a este tema. Mientras mucha gente profesa un gran apego a las mascotas, es posible ver tantos casos de abandono e incluso de violencia contra los perros.
Es notorio que hay muchas familias que se preocupan porque sus perros o gatos se encuentren en buen estado, lo que implica invertir en alimentos, vacunas, vestuario, entretención, atención veterinaria, etc. Como resultado de ello, ha nacido todo un comercio de productos para los animales y clínicas veterinarias.
Pero por otro lado, está el punto negro, de los centenares de perros que están abandonados en las calles de nuestras comunas. A ellos se añaden los casos de violencia contra estos seres indefensos que día a día suman más. Especialmente contra perros y gatos, pero también en ocasiones se han conocido casos de maltrato contra caballos. Son situaciones que deben llamar a la reflexión y que requieren urgentes medidas para contrarrestarlas. Los diversos municipios desarrollan programas de control canino y de esterilización que al parecer no han surtido los efectos deseados, si se considera que aún son muchos los perros que vagan en Osorno y otras comunas de la provincia. Las organizaciones de protección animal han planteado su preocupación por este abandono y han sugerido que las familias adopten mascotas pero no las compren.
Entonces se deben buscar soluciones más definitivas y todo pasa por no dejar de lado las campañas de tenencia responsable de mascotas. Además de destinar recursos para el cuidado, principalmente de los perros que se reciben en los recintos de acogida, hay que combatir el maltrato, a través de la denuncia ante los organismos policiales, para que quienes atenten contra los animales sean buscados y sancionados.
Pero no es suficiente, porque al igual que en otros problemas sociales se requiere, junto con la coerción, un cambio de mentalidad, principalmente en las nuevas generaciones. Una tarea que debe empezar para evitar que el abandono y el maltrato animal sea un problema aún más grave.