Con masivo funeral despiden a guardia que falleció asesinado
RÍO NEGRO. Damián Barría Llanquilef fue sepultado ayer en el cementerio de Huilma, hasta donde llegaron sus compañeros del supermercado Cugat.
Hasta el cementerio indígena de la localidad rural de Huilma, en la comuna de Río Negro, llegaron ayer alrededor de 500 personas a despedir los restos de Damián Barría Llanquilef (25 años), quien el pasado jueves fue asesinado de una puñalada por un delincuente de 17 años cuando trató de repeler un asalto en el supermercado Cugat, ubicado en calle Errázuriz en Osorno, lugar donde trabajaba como guardia.
Al funeral llegaron familiares, amigos y los colegas del joven trabajador, algunos visiblemente muy afectados, pues siguen desempeñando funciones de seguridad en el recinto comercial donde se registró el crimen. Globos blancos y una larga caravana de autos marcaron la jornada de duelo.
Tan sólo horas después del crimen, la policía logró detener a un joven de 17 años como el principal sospechoso del homicidio, quien permanece en un centro del Sename mientras dura la investigación. Las cámaras de seguridad muestran que él fue el autor de la mortal estocada, según han explicado tanto la Fiscalía como la Policía de Investigaciones.
Continuar la vida
Pasadas las 11 de la mañana de ayer llegaron los restos Damián Barría hasta el apartado cementerio indígena acompañado por una fila de más de 30 vehículos decorados con mensajes de adiós al joven padre de un menor de tres años, Tomás.
El pequeño recinto albergó a la familia y amigos del joven oriundo de la localidad rural de Huilma, quienes no podían creer lo ocurrido a un joven que, según comentaban, siempre estaba dispuesto a colaborar con quien lo necesitara.
A un costado del féretro se ubicaron al menos cinco guardias de seguridad del supermercado Cugat, quienes con lagrimas en los ojos escuchaban las palabras del pastor evangélico que realizó la ceremonia fúnebre.
Entre los asistentes se contaba también personal de caja, administrativos y gerentes de locales de la cadena supermercadista, quienes portaban globos blancos que lanzaron al cielo en señal de despedida del que fuera su compañero de labores entre abril y junio de este año.
Ricardo Barría, padre del joven, no pudo contener las lágrimas al agradecer las muestras de cariño recibidas por la partida de su hijo de forma tan cruel y mientras cumplía sus labores de trabajo.
Explicó que desde niño fue valiente, responsable y esforzado, cualidades que quedaron demostradas la fatídica noche del jueves 9 de junio cuando un menor de edad que intentaba robar al interior del supermercado le quitó la vida sin pensar en el dolor que causó.
"Tengo que continuar con la vida, esa tarea es la que me dejó mi pequeño, yo sé que la vida no tiene precio, pero al menos tengo el consuelo de saber que antes de partir pidió la misericordia de Dios y ahora está tranquilo junto a él", dijo el hombre mientras observaba la última morada de Damián cubierta de decenas de flores y mensajes de amor.
2 meses llevaba la víctima trabajando en el recinto comercial cuando fue asesinado por un menor de edad.