Correo
Delincuencia en Osorno
Mi nombre es Mónica Olivares, osornina radicada en Argentina, Villa La Angostura.
Ante los sucesivos hechos delictivos que han ido en aumento por desgracia en la ciudad de Osorno, me dirijo a usted para relatar un hecho puntual ocurrido el miércoles 25 de mayo.
Estando unos familiares de paso por la ciudad y ya retornando a Villa La Angostura, aprovecharon de hacer unas compras en Sodimac durante 25 minutos aproximadamente, al volver al vehículo encontraron que habían abierto el baúl y que les habían llevado absolutamente todas sus pertenencias en las que se cuentan computadoras de uso laboral y documentación que debían presentar para salir de Chile e ingresar a Argentina.
Mi pregunta es, como profesional del turismo, si ciudades como Osorno cuando hablan de un Plan de Desarrollo Turístico y grandes empresas que están en la ciudad ¿están realmente preparados para brindar seguridad y buen servicio?
La creciente oferta turística ha ido de la mano con la mayor oferta de los comerciantes y con la hotelería de nivel que se ha ido instalando en la zona y esto la convierte en una ciudad gancho para el público trasandino que antes prefería ir a ciudades como Valdivia o Puerto Montt, pero situaciones como la ocurrida a mis familiares, como también a conocidos míos de allá, empañan la buena publicidad de la ciudad.
Todos podemos tomar resguardos, pero son estas tiendas de retail, grandes cadenas que deben proteger al consumidor, resguardar la seguridad con personal en los estacionamientos y cámaras de seguridad, como es sabido en los shopping que cobran fortunas, no se hacen responsables de daños o hurtos.
Mi reclamo sumado a cientos de clientes puede tener eco en los mandos superiores de empresas como Sodimac, en beneficio del cliente, del turismo y sobre todo por la imagen segura de Osorno.
Mónica Olivares
Deudas en educación
Según la Fundación Sol, las deudas de los estudiantes con entidades bancarias supera los 2.500 millones de pesos. Además, los deudores bancarios por créditos de educación superior se han triplicado, pasando de 272 mil a 686 mil en cinco años.
Esta realidad es de lamentar pero inevitable, pues para continuar con sus estudios superiores, los jóvenes se enfrentan por primera vez a la realidad de tener que ser deudores de algún tipo de crédito estudiantil, ya sea estatal o bancario, como única medida posible para poder lograr su desarrollo y fin profesional.
En este contexto, viene al caso tratar la educación adecuada de economía y financiamiento desde pequeños, para que cuando los niños sean adultos, sepan y tengan las herramientas necesarias para enfrentar las fortunas y crisis económicas.
Cuando se trata de temas relacionados con créditos y deudas a los hijos, lo más importante es introducirlos poco a poco en el tema del dinero, enseñarles su valor, e incentivarlos al ahorro y emprendimiento, como también premiarlos ante un esfuerzo de ahorrar dinero para comprar algo o para una futura fecha especial o actividad.
A veces los hijos no tienen aún la capacidad económica para responder a estas deudas contraídas y la consecuencia inmediata es que dichas deudas finalmente sean soportadas por los padres, trayendo un incremento importante al endeudamiento familiar. Por lo anterior, se debe tomar conciencia que los temas económicos que puedan darse en una familia no siempre quedan limitados a los padres, abuelos.
Ricardo Ibáñez, abogado de Defensa Deudores
Burocracia, algo que agilizar
Toda institución formada por personas, carece de perfección. Hoy los organismos estatales suponen una gran cantidad de mecanismos que entorpecen el emprendimiento. Basta con escuchar en la calle a don Luis, vendedor ambulante que, con mucho esfuerzo, se levanta todas las mañanas a ofrecer sus productos con el constante miedo de ser multado. Casos así, son innumerables. Los trámites constituyen verdaderos obstáculos al ejercicio de la actividad económica. "Que papel aquí, que papel allá". Poco y nada hace la clase política para mejorar lo anterior, es más, sus políticas públicas están más cerca de empeorar la situación, que de arreglarla.
Para que haya progreso, necesitamos crecimiento económico. El crecimiento no será posible mientras mayores atribuciones tenga el Estado sobre la persona y mientras esas atribuciones, sean trabas al derecho a desarrollar cualquier actividad económica. No esperemos que el país crezca si don Luis no sólo no puede trabajar libremente, sino también, se le esclaviza mediante una burocracia estatal que impide que emprenda si no ha realizado los trámites que el Estado ha impuesto. La situación puede ser aún peor, llegando a ser multado y de no pagar dicha multa, encarcelado.
Criss Delgado, Fundación Ciudadano Austral