Para un historiador, el patrimonio puede ser un área de interés que refleja la cristalización del tiempo; para un arquitecto, un testigo de los movimientos arquitectónicos; para un antropólogo, quizás el modo de ser en colectivo; pero para el común, ¿qué es el patrimonio?

Una calle, un pasaje, un edificio, parece tener otro valor, uno distinto: un recuerdo. "Ésta era la cafetería a la que venía con mi padre", "en esta calle aprendí a andar en bicicleta", "en esa esquina conocí a mi mujer", "ahí estaba mi peluquería". El valor de lo plural.

Las ciudades están llenas de estas historias. De eso trata el patrimonio, de un recuerdo, una vivencia, una historia, nuestra historia, la tuya, la mía, la de todos, que se sobreponen en el tiempo para construir nuestra memoria colectiva. Ver la ciudad desde la memoria es entender que los edificios no son sólo ladrillos, morteros, maderas y cubiertas, sino todo lo que se depositó a lo largo del tiempo en torno a esos materiales. Es sobre la gente, sobre su historia, sobre su recuerdo, sobre aquellos que la fundaron, sobre los que la hicieron y aún la hacen posible, es la historia de todos, de la gente común, de los ciudadanos de a pie. Entonces, el patrimonio no es sino un testimonio de la conciencia cultural de nuestra comunidad.

Sin embargo, bajo la actual legislación, lo que se pretende proteger pareciera estar condenado a desaparecer por la ineficacia para preservarlas. La inexistente política de apoyo económico e incentivos para los "beneficiados" que, al ser clasificados como patrimonio o áreas de interés patrimonial, están obligados a limitar riesgos de degradación y deterioro del bien inmueble, lo que exige costosos cuidados. Tampoco se permite restaurar sin previa autorización del organismo competente; es decir, manos atadas. Finalmente, esta posesión pasa de ser un orgullo a una carga.

En el marco del Día del Patrimonio Cultural, la CChC reconoce la incansable labor de quienes han sido beneficiados, asumiendo día a día la tarea de mantener nuestra memoria, la conciencia cultural, bajo su propio trabajo y sustento. Asimismo, valoramos otras acciones como que en octubre, por primera vez, la cultura se incluirá con recomendaciones para el desarrollo urbano sostenible en la Tercera Conferencia de la ONU sobre vivienda y desarrollo sostenible (Habitat III) en Quito, Ecuador.

Desde nuestra tribuna hacemos un llamado a reflexionar en torno a nuestra historia y a preocupamos de nuestro pasado. Nuestra identidad, lo que somos.

Paulo Arce Moreno, vicepresidente

de gestión de la CChC Osorno

El tema de la felicidad y la calidad de vida no sólo está relacionado con tener y recibir más dinero; es mucho más que eso. Es empleo, oportunidades, perspectivas, es un círculo virtuoso general y personal. Hace unos días, Dinamarca volvió a alcanzar el primer puesto como país más feliz del mundo, según el estudio World Happiness, realizado para Naciones Unidas por el Earth Institute, de la Universidad de Columbia, en Nueva York.

Es difícil definir el concepto de felicidad cuando sólo se remite a su vinculación con el estado de ánimo, en condiciones que se trata de un fenómeno bastante más complicado. Indudablemente intervienen aspectos económicos, de seguridad, asuntos familiares, contextuales, como áreas verdes, deporte y hasta la carga genética de las personas. Hay variados estudios que proponen, incluso, asignar porcentajes de preponderancia en la construcción de la felicidad; sin embargo, hay bastante consenso en que ésta puede ser cimentada, incluso más allá del ADN, o las situaciones contextuales del medio que nos rodea.

El informe realizado para la ONU combina datos de los sistemas sociales y datos del mercado de trabajo con encuestas a la propia percepción de las personas. Es difícil obviar que la mayoría de los países nórdicos esté en una posición cómoda. Dinamarca es seguida de Suiza, Islandia y Noruega. Más atrás aparecen Finlandia, Canadá, Países Bajos, Nueva Zelanda, Australia y Suecia. Luego están Israel, Austria, Estados Unidos, Costa Rica, Puerto Rico y Alemania. Chile está en la posición 23, seguido de Panamá y Argentina.

Debe insistirse en aspectos relevantes como la economía. A modo de ejemplo, Grecia se derrumbó, situación que los investigadores vinculan con la crisis de esa nación. Al tiempo, el reporte presentado por primera vez en 2012 también estudia las relaciones de inequidad como un factor que afecta la felicidad de un territorio.

Es indudable que el asunto no es nada de trivial, ya que la búsqueda de la felicidad es una aspiración legítima y hasta deseable para cualquier sociedad organizada. Así también parece evidente que para lograr tal objetivo es necesario que todos trabajen juntos. Sólo así se avanza.