Conscriptas representan cerca de un cuarto del contingente que ayer se acuarteló
VOLUNTARIAS. Las jóvenes provienen de sitios tan distintos como Santiago, La Araucanía u Osorno. Ayer comenzaron su servicio militar obligatorio en el Destacamento de Montaña Arauco.
Aunque la santiaguina Elizabeth Terán no contaba con la presencia de padres o familiares para que la despidieran o alentaran por su ingreso a la vida militar el día de ayer, sí estaba rodeada de un grupo de aproximadamente 15 jóvenes, que al igual que ella, dejaron la Región Metropolitana para iniciar una aventura en el mundo uniformado bajo la instrucción del Destacamento de Montaña Arauco.
Así como Elizabeth, un grupo de 71 mujeres -entre los 18 y 20 años de edad- comenzaron ayer de manera formal el servicio militar voluntario. Para ello se realizó una ceremonia en dependencias de Cañal Bajo, hasta donde llegó el nuevo contingente, con jóvenes que provienen de distintas zonas del país, como Santiago y comunas de La Araucanía.
El grupo de ahora conscriptas representan casi un cuarto del contingente compuesto por más de 300 jóvenes que ayer se acuartelaron.
Al alza
Precisamente el comandante del Destacamento Arauco, coronel Claudio Mendoza, especificó que de los 320 soldados que ingresaron durante la jornada de ayer al servicio voluntario, 72 eran mujeres. "Es un contingente muy numeroso que nos pone un desafío mayor, pensando en que cada vez se están incorporando más mujeres al mundo militar".
Según Mendoza, esto se debe a los diversos beneficios que actualmente entregan las Fuerzas Armadas, tales como el de continuar con la vida militar una vez concluido el servicio, la posibilidad de concluir estudios básicos o medios dentro de la misma institución o la capacitación que se hace en torno a un oficio o actividad.
Es el caso de Karen Jaramillo y Catherine Santana, quienes con 18 y 20 años respectivamente, buscan la oportunidad de realizar una carrera dentro de la institución o bien capacitarse en alguna tarea específica.
"Somos amigas desde el liceo y estudiábamos de noche. Una vez que terminamos los estudios, decidimos hacer juntas el servicio, pues nos ayudará a comenzar esta nueva etapa", detalló Karen, quien agregó que a medida que pase el tiempo, verán cuál será el futuro que elijan dentro de la institución castrense.
En el caso de Elizabeth Terán (19 años), sostuvo que gracias a los lazos de amistad que está forjando junto a otras santiaguinas que llegaron desde San Bernardo, Maipú, San Ramón y La Granja, entre otras comunas, podrá cumplir con una nueva meta que se ha planteado, que es la de probarse a sí misma, sabiendo que puede afrontar nuevos desafíos.
Algo parecido a lo que señala Camila Muñoz, quien indicó que el inicio de la vida militar puede ser complicado, ya que su primer desafío es el de trasladarse a Puyehue para cumplir un periodo de cuatro semanas de campaña, pero que esto le ayudará a superarse.
Por su parte José Jaramillo, quien abrazaba fuertemente a su hija Karen, señaló que esta experiencia le servirá para aprender nuevas experiencias en la vida y la hará más responsable. "Además que dentro de la institución tienen la oportunidad de aprender oficios y de crecer como personas", dijo.
En el caso de María Inés Thayer y Susan Reyes, directora y sicóloga respectivamente del programa Residencia Nuevo Hogar del Hogar de Cristo, llegaron a dejar a una de sus pupilas del programa.
"Su sueño era entrar al servicio militar y superarse. Para nosotras es triste y alegre a la vez verla partir, pero quedó de ir a visitarnos apenas tenga un tiempo libre", señaló Thayer visiblemente emocionada.
72 mujeres comenzaron el día de ayer la instrucción junto al resto del contingente masculino.
320 Fueron los voluntarios que comenzaron su servicio militar en Osorno.