Inicio del primer PDA de Osorno
Parte significativa del éxito de este instrumento radica en la oportuna entrega de recursos comprometidos por el Estado. Una cruzada de esta magnitud demanda que los ciudadanos no esperen sólo la acción del Estado, sino que se involucren activamente.
Mañana será un día trascendente en Osorno. Luego de arduos meses de diagnóstico, preparación y por supuesto también la correspondiente cuota de polémica por la cantidad de recursos involucrados y las sensibilidades ciudadanas afectadas, finalmente este 1 de abril entrará en vigencia el nuevo Plan de Descontaminación Atmosférica (PDA) de Osorno, instrumento que en un plazo de 10 años apunta a reducir drásticamente los niveles de toxicidad ambiental que emite la incorrecta combustión de leña en los hogares de la ciudad.
Este PDA local fue publicado el lunes pasado en el Diario Oficial junto a sus símiles de Talca, Chillán y Coyhaique, y sigue al ya vigente de la conurbación de Temuco-Padre Las Casas que ha servido como modelo para estos programas y los que a futuro continuarán elaborándose para las otras ciudades del país que también sufren los efectos de la liberación de partículas contaminantes hacia la atmósfera. Desde Rancagua al sur el problema es similar, con numerosos episodios críticos de contaminación que dejan como consecuencia problemas inmediatos en la salud de las personas y también a largo plazo, de acuerdo a estudios científicos que se han ido conociendo en los últimos años.
En el caso del PDA de Osorno, esta herramienta abarca un amplio espectro de acciones destinadas a un uso más eficiente de la leña, que seguramente seguirá siendo por bastante tiempo más la principal fuente de energía hogareña, como a la introducción de nuevos tipos de calefacción, una mayor eficiencia térmica en las viviendas, y programas de educación ambiental que pretenden generar conciencia, sobre todo en las personas de menor edad, acerca de la importancia de contribuir con pequeñas acciones a la descontaminación atmosférica. El éxito de este plan, el primero de sus características de la ciudad, es un asunto prioritario para todos sus habitantes, quienes tienen el derecho a vivir en un entorno libre de contaminación.
Para ello el Estado tiene mucho que decir con la correcta aplicación del PDA y sobre todo con la entrega oportuna de los recursos comprometidos; pero también le compete a los ciudadanos, que ahora tienen un marco conocido en el cual desenvolverse para que el aire del sur vuelva a ser lo que siempre fue.