"Tenía que ser algo especial y glamoroso y aquí se realizó un diseño básico y feo"
El conocido empresario y arquitecto osornino Raúl Ilharreguy, fundador y gestor de 12 empresas, entre ellas la primera universidad privada de la Región de Los Lagos (UPV Puerto Varas) y creador de al menos una veintena de edificios tanto en Osorno como en Puerto Montt, catalogó como "feos y básicos" los 10 puestos de venta de productos y un módulo dedicado a baño público emplazados en el bandejón central de la avenida Mackenna, entre las calles Colón y Eduviges, espacio que antes solo era destinado a áreas verdes.
El profesional egresado de arquitectura de la Universidad del Bío Bío y que a inicios de los años '80 estuvo incorporado al municipio osornino, conversó con El Austral de Osorno sobre el diseño y la utilidad de los nuevos módulos y además de algunos desaciertos urbanísticos que se han registrado en la ciudad recientemente.
-¿Qué le parece la instalación de los puestos de venta en plena alameda de Mackenna?
-Aquí el problema tiene relación con la estética. Yo siento que para gastar tanta plata en la avenida, que es una de los lugares fundamentales de la ciudad, el aporte que se debía realizar tenía que ser algo especial y glamoroso y aquí se realizó un diseño básico y feo. Un espacio público tan importante como la avenida tiene que tener toda la elegancia que merece, tiene que ser algo para mirar y recordar. Los elementos urbanos o las construcciones que se instalen en los espacios públicos no deben destruir el entorno y menos aún cortar la vista. Tienen que prestar la utilidad que se necesita y ojalá ser íconos que evoquen un recuerdo y en este caso, lejos de ser recordado, siempre será blanco de críticas.
-¿Qué hubiese sido lo óptimo?, ¿cuál sería su propuesta?
-Hubiese construido una arquitectura más liviana, más transparente y menos impactante sobre el poco espacio que tiene la avenida y, por supuesto, más llamativa, para que de día o de noche genere una sensación positiva mirarla y no algo negativo. En el fondo, hicieron un trencito de locales que mataron todo el arte de la avenida.
-¿Cual hubiese sido el diseño correcto?
-El diseño es algo relativo y la belleza también es subjetiva, la evaluación es muy etérea y cada persona tiene un gusto distinto. No obstante, el beneficio para una ciudad se mide en que las obras que se realicen mejoren la calidad de vida de los usuarios y que también contribuyan a la imagen de la urbe. Si queremos transformar a Osorno en una ciudad de destino tenemos que realizar un trabajo muy fuerte en la imagen, ya que esto traerá a las personas a visitar, gastar y vivir en la ciudad. Si no nos preocupamos por la imagen de Osorno, obviamente que cualquier inversión que hagamos sobre ella puede deteriorarla de tal manera que al final nadie querrá pasar por acá.
Un completo error
-Considerando que la avenida era un área verde reconocida en la ciudad. ¿Se pierde quizás el valor simbólico del lugar?
-Estas construcciones desvalorizan lo que significa un área verde y están totalmente desvinculadas con la zona. La gente se desespera porque no encuentra algo que le sea propio o que sea de gran utilidad. La verdad no sé qué utilidad pueden cumplir locales comerciales en plena alameda de avenida Mackenna, pienso que es un completo error. Ahora, si se hubiese instalado una oficina de información turística o una sala de exposición de arte habría sido perfectamente pertinente, porque la gente al pasar por aquella zona tiene una actitud contemplativa, pero ir exclusivamente a comprar artesanía es poco probable.
Finalmente, estos lugares van a quedar abandonados y serán destruidos por los vándalos de siempre, a menos que le pongan un guardia, cosa que dudo.
-¿Dónde hubiese sido ideal construir los puestos comerciales?
-Los puestos de venta debieron construirse donde hay concentración de gente y en este momento hay espacios públicos que están poblados, pero bien desintegrados. Con esto me refiero a que los puestos deberían estar ubicados en la plazuela Yungay o en el espacio público que está al frente del Mercado Municipal, por ejemplo, porque las personas circulan constantemente por ahí. Incluso, en la calle Ramírez hubiese tenido mayor sentido, aunque cerraron con rejas toda la cuadra y no se puede cruzar. Esa situación es una aberración, porque no es ningún aporte para Osorno el que calle Ramírez tenga tránsito vehicular desde la plaza de Armas a la plazuela Yungay. Perfectamente Ramírez podría ser una vía peatonal con kioscos en el centro y aquí si se justifica la presencia de estos módulos claramente, porque existe una gran cantidad de público.
Mal gusto
-A su juicio, ¿quién es el culpable de estas decisiones?
-La culpa más que del profesional que los diseñó es del profesional que los aceptó, porque si a usted le hacen una casa fea es libre de rechazarla.
-¿Es importante la participación de ciudadanos o profesionales locales en la elaboración de un diseño para la ciudad?
-Lo que deseamos es que las decisiones que se tomen en la ciudad sean consultadas con algún tipo de experto o con alguna comisión asesora del gobierno municipal. Pero cuando se toman decisiones equivocadas, lamentablemente tienen que aceptar las críticas. Las construcciones las hacen a voluntad de los profesionales y si ellos tiene mal gusto, lástima por nosotros. Mal gusto del arquitecto y bastante mal gusto el propietario que aceptó el trabajo.
-¿Cuáles son los desafíos respecto a los proyectos urbanísticos de la ciudad?
-Que el poco dinero que tenemos para invertir en la ciudad lo gastemos generando reales mejorías en la calidad de vida de la comunidad y que el significado y la imagen de esas obras vayan en línea de proyectar una imagen de Osorno como una ciudad distinta y que se destaca entre otras.
10 puestos de venta y uno destinado a baños públicos serán emplazados en el bandejón de la alameda, en avenida Mackenna.