Jocelyn Vargas
"Esta es la quinta vez que pasamos por Osorno y parece que el mito de que acariciar el toro te hace volver al lugar es verdad", comentó ayer Martina Pantoja, quien junto a su esposo y sus dos hijas Lucía y Muriel, no han dejado de tomarse fotos en la escultura del toro durante los cinco años consecutivos que han viajado desde Santa Cruz, en Argentina a la ciudad.
Ellos son una de las tantas familias que aparecen a cada instante por la plaza de Armas y se detienen frente a la escultura del toro que desde su génesis ha captado la atención de los turistas nacionales e internaciones, los que entre risas y bromas se toman diversas fotografías en la imagen del bovino inaugurada en 2008 y que en 2013 fue ornamentada con iluminación, gracias a la presencia de dos focos sobre una base trabajada en piedra laja vitrificada, la que busca asemejarse a la loma de una pradera.
Características de la figura que Graciela Palape, proveniente de Pica, en la Región de Tarapacá, aprecia especialmente por la perfección de su diseño.
"Es primera vez que vengo a Osorno y me fascinó el toro, especialmente porque vengo del norte, donde casi no existen estos animales y ver una vaca real o en escultura me causa curiosidad", señaló Graciela sorprendida y observando al toro, luego de tomarse varias fotos.
Vacas de calle freire
Similiar fenómeno sucede con la vaca y sus dos terneros que se encuentran ubicadas en Bilbao con Freire, afuera del edificio Bicentenario.
Las esculturas de los bovinos fueron instaladas en 2012 gracias a la idea del arquitecto y empresario Raúl Ilharreguy, quien señaló que el objetivo de estas esculturas es reforzar la identidad de la zona agrícola y ganadera.
Identidad que valora la visitante de Santiago Jennifer Ávalos, que tras visitar Valdivia viajó en bicicleta desde dicha ciudad a Osorno para admirar las bellezas del sur.
"Es primera vez que vengo a Osorno y no sabía en realidad la existencia de las vacas, pero al recorrer con mi bicicleta siempre hago descubrimientos. Paré y me tomé una fotografía, ya que en Santiago no se ven a menudo estas esculturas", afirmó.
A diferencia de la joven deportista, Rodrigo Parga junto a su esposa Beatriz García y sus tres hijos, llegaron exclusivamente a fotografiarse con las vacas para subir la imagen a las redes sociales, el mismo medio donde ellos conocieron sobre la existencia de las imponentes esculturas.
Sobre presencia de las vacas, Raúl Ilharreguy expresó que "han despertado el cariño de toda la gente, por eso queremos cuidarlas. Se han convertido en una atracción turística, la gente viene y detiene los buses. Es como un recuerdo de Osorno", manifestó.
En cuanto a la mantención, Ilharreguy detalló que se realiza cada 2 o 3 años para un cuidado ideal que otorgue una buena imagen, esencialmente a los turistas, y la última se realizó en diciembre del año pasado.
"Estas esculturas se consideran parte del atractivo de la ciudad. La gente puede reunirse, transformándose en un punto de interés y con significado. Reconocen y refuerzan la identidad de la ciudad, por ello son muy valiosas estas iniciativas ya sean públicas o privadas", manifestó.
"Esta es la quinta vez que pasamos por Osorno y parece que el mito de que acariciar el toro te hace volver al lugar es verdad".
Martina Pantoja, Turista argentina
"Siempre hago descubrimientos. Paré y me tomé una fotografía (con las vacas), ya que en Santiago no se ven a menudo estas esculturas".
Jennifer Ávalos, Turista capitalina
$6 millones costó la remodelación de la escultura del toro realizada en el año 2013.