Feliz Año Nuevo
Occidente ha calificado los hechos como terrorismo, lo que ha derivado en transformaciones, en la línea de lo gestado por Estados Unidos tras los ataques del 11 de septiembre de 2001. "Si nuestras propias intenciones se esfuman con el último brindis ¿qué podemos esperar de los deseos de los demás?".
¿Otra vez? Al igual que el año pasado; cada año lo mismo. Alzar la copa y desear buenas nuevas. No pasa de ser un trámite de fin de año, la última comilona de este ajetreado mes, excusa para salir de casa, vestir "haute couture", incursionar en el mundo gourmet para los más pudientes y para los discriminados de la vida; amontonarse frente a torres y cerros, malgastar papel picado y saltar como si tuviesen los pies quemados.
La idea es parecerse lo más posible a la publicidad feliz y gastar lo que no se ha ganado y, de paso, pretexto de la televisión para rellenar sus aburridos noticieros.
Ahora, si alguna vez tuvo algún propósito celebrar el último día del año de nuestro occidental calendario, hoy no pasa de ser un acto social donde las lágrimas se confunden con las burbujas y los deseos se enredan entre sedas, cotillones y poliéster... ¿O usted ordenó su closet o empezó la dieta? Si nuestros propias intenciones se esfuman con el último brindis ¿qué podemos esperar de los deseos de los demás?...
¿Feliz Año Nuevo? Y en menos que canta un gallo ya nos estamos agarrando de las mechas, vendiendo armas, traficando droga, planeando algún acto de terror ¿Feliz Año Nuevo? Y antes de contar tres, los hijos de políticos ya están haciendo negocios, los conglomerados coludiéndose, las manos invisibles abasteciendo al terrorismo, los gobernantes haciendo pucheros y el pueblo lloriqueando y pataleando en las redes sociales ¿Feliz Año Nuevo? Y antes del primer pestañeo ya hay alguien tratando de probar la fruta del vecino, pasar gato por liebre o adelantar en línea continua...
Si cada día comienza un nuevo año ¿por qué celebrarlo en un solo día? Por supuesto, los ritos son necesarios, pero tal vez si esa misma energía concentrada en esta fiesta la diluyéramos en pequeñas gotas, pequeños gestos a practicar cada día, cada día empezaría un nuevo año con un poco de optimismo, un poco de caridad, un poco de fortaleza, un poco de esos detalles indispensables para sobrevivir en este mundo cada día más aporreado, desorientado, más necesitado de nuestras verdaderas buenas intenciones…
En fin, como igual pascual celebraran el primero: ¡salud!
Vivian Arend