Columnas previas en este medio han destacado el valor del patrimonio cultural en relación a conceptos como desarrollo, memoria, imagen o futuro urbano, es decir, como un concepto que posibilita una lectura del devenir histórico de una localidad, pero también uno asociado a una visión proyectiva. En tal entendido, parece oportuno observar el actual escenario del conjunto de casas patrimoniales, monumentos nacionales, situadas en calle Mackenna.
Estos vectores de memoria local son testigos de un importante cambio en su entorno, la construcción de la nueva avenida Mackenna en el centro de la ciudad, cuyo origen tiene razones claramente diversas a las del cuidado patrimonial y que, sin embargo, también se relacionan con memoria y futuro urbanos, en tanto dicho proyecto vial posee una larga data de origen y dado que su concreción incidirá en el futuro de la urbe.
Aquí la interrogante que parece ser pertinente atender es si es posible que, tanto casonas patrimoniales como la construcción de nueva Mackenna, encuentren ambos una vía para beneficiarse en esta situación actual de cambio que los involucra de forma simultánea.
Los compromisos institucionales asumidos recientemente respecto de la protección de estas viviendas patrimoniales (ver edición del 16 de diciembre de 2015 de El Austral de Osorno), acciones a practicar tanto como la ejecución de las obras viales, son una aproximación a una respuesta. Las gestiones y acciones que pongan en marcha las autoridades locales en orden a cautelar la efectiva y pronta ejecución de dichos compromisos de resguardo contribuirían, en buena medida, a definir más el carácter afirmativo de dicha respuesta.
Pero quizá la acción contralora de la comunidad de Osorno sea el factor que definitivamente posibilite inclinar la balanza hacia la cautela efectiva del cambio, manteniendo también la memoria y el legado patrimonial, construyendo un futuro urbano en balance. Porque únicamente mantener sería museificar y sólo cambiar sería perder la preciada identidad.
Las casonas monumento nacional, así como otras arquitecturas también de valor, entre las que destaco la casona Holstein, sede del Departamento de Arquitectura de la Universidad de Los Lagos y el conjunto de edificios modernos de la Plaza de Armas, son únicas e irrepetibles, desmantelarlas o dejarlas deteriorar sería una pérdida imposible de reparar. La actual coyuntura es una apreciable oportunidad para aprovechar de poner en valor, de la mejor forma posible, en beneficio de los ciudadanos, nuestro patrimonio local.
Hugo Weibel Fernández, arquitecto y académico
del Departamento de Arquitectura y Diseño de la ULagos