Distintas son las características que dan identidad a un barrio, ciudad o territorio. Osorno ha ganado fama por sus paisajes de verdes praderas y un majestuoso volcán que lleva su nombre, también por la denominación de Patria de la Leche y la Carne. Este último título vinculado a sus principales actividades productivas.

¿Pero tiene la carne producida en Osorno particularidades que la hacen diferente a la del resto del país?

La percepción popular dice que sí y los estudios realizados por el Ministerio de Agricultura, a través del INIA, y algunas universidades avalan la tesis de un producto de calidad vinculado a las prácticas productivas locales.

Como Gobierno Regional queremos recuperar el patrimonio cultural y productivo asociado al rubro cárnico y lo haremos mediante el levantamiento de una denominación de origen o indicación geográfica protegida del "Novillo de Osorno", un sello con el cual buscamos la puesta en valor de este producto y, a través de él, resaltar el trabajo de nuestros ganaderos.

De esta forma, queremos que la carne producida en la Región y que presenta una calidad superior diferenciada, debido a la alimentación a praderas y producción a cielo abierto, tenga un sello que la distinga de la de otros orígenes, que no sea un commodity más. Que el consumidor pueda diferenciarla y saber de su calidad nutricional con mayores compuestos saludables.

La reciente obtención del sello de origen del Cordero Chilote, primera distinción de este tipo para un producto cárnico en el país, abrió un camino que es bueno imitar. Al poco andar, los productores han sido testigos de un aumento del valor del producto cercano al 30% y, lo más importante, un mayor conocimiento y prestigio del mismo, presentándose como una valiosa herramienta de comercialización.

"El novillo de Osorno" puede seguir estos pasos y como Gobierno Regional colocaremos nuestros esfuerzos en ello. No sólo se trata de resaltar un producto, sino a la gente que lo produce.

Como lo ha pedido la Presidenta Michelle Bachelet, buscamos dar un nuevo énfasis a nuestras actividades productivas, a través de iniciativas que den un impulso al desarrollo de las zonas rurales, el turismo y la gastronomía vinculada a nuestra historia.

Leonardo de la Prida, intendente de Los Lagos

Independiente de los escandalosos líos en que se ha sumido el fútbol nacional en los últimos meses, tanto a nivel dirigencial como de los delincuentes que se han apoderado de las tribunas, hay que aceptar que esta disciplina continúa siendo, y por lejos, la de mayor arrastre en el país, con un profundo arraigo a lo largo de todo el territorio y que en julio instaló a la Selección Chilena, al fin, en la cima continental con el título de la Copa América, luego de dos destacadas participaciones consecutivas en los mundiales de Sudáfrica y Brasil. Es justamente su masividad y popularidad lo que ha convertido al fútbol en las últimas décadas en un negocio de cifras millonarias y, consecuentemente, en terreno fértil para conductas irresponsables que se está demostrando derivaron en abiertos delitos financieros.

Pero a pesar de todo esto, el balompié es el rey de los deportes, y con razón numerosas marcas han encontrado allí una gran oportunidad para mejorar su reputación corporativa o incluso visibilizarse, una práctica que antaño ya fue descubierta por varias ciudades en el país que se decidieron a apoyar a sus equipos de fútbol, lo que al final se convierte en una inversión en marketing inmejorable. En Chile, las ciudades que cuentan con fútbol profesional figuran regularmente en los noticiarios de televisión y medios escritos que informan del desempeño de equipos como Wanderers, O'Higgins o Deportes Temuco y Deportes Puerto Montt, donde las respectivas comunidades (asumiendo que los clubes son sociedades anónimas) entregan su apoyo por factores netamente identitarios.

En este marco, Provincial Osorno, que hace dos décadas daba que hablar en el fútbol profesional, ha ascendido de categoría hace menos de una semana, y se ha hecho evidente que requerirá del apoyo de la ciudad para seguir aspirando a más. Por cierto que recién ha logrado llegar a Tercera A desde la Tercera B, pero no hay dudas de que Osorno se merece estar en una división mayor, dado su desarrollo, el arraigo del club en la ciudad y la historia.

Es el momento de que la comunidad osornina reactive su respaldo al club. El municipio ya ha anunciado que volverá a entregar el mismo aporte en 2016, pero sin duda que se puede hacer mucho más y que es hora de conquistar a empresas que se preocupen más allá que de los resultados financieros.