Paola Rojas
Diversas opiniones genera el reciente retiro de los adoquines de las calles J. Pérez y Blanco Encalada, que fueron instalados a fines del siglo XIX, para dar paso a la pavimentación de las vías.
Sobre este tema, el arquitecto Paulo Arce, presidente de la Comisión de Desarrollo Urbano y Patrimonio de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), propuso algunas alternativas para resolver a futuro este tipo de temas patrimoniales, donde señaló que la solución está en un trabajo de la ciudadanía en conjunto con organismos técnicos.
-¿Dónde podrían ser reinstalados estos adoquines?
-La verdad es que puede ser en cualquier parte y no solo pueden servir para pavimentar calles, pueden ser también calzadas de parques o bien en algún lugar histórico. Generalmente se resitúan de esa manera para que entreguen valor a la situación histórica que ellos tienen.
-¿Cómo ve el cuidado que se le está dando al patrimonio local?
-Si hablamos de los adoquines específicamente, mi posición como arquitecto es que se podrían remover para mejorar la base y la sub base donde estaban puestos, la idea hubiese sido mantenerlos en donde están, porque a pesar que ese sector de la ciudad no corresponde a su fundación o refundación, es un área antigua y si uno hace un poco de historia, el Tratado de Las Canoas que fue firmado en 1793 por huilliches y españoles, fue acordado precisamente a poca distancia de esa área, por tanto uno podría vincularlo, aunque date de cien años después.
-¿Cómo se podría dar sentido a los vecinos para continuar con la conservación de este tipo de calles?
-Conservar el patrimonio arquitectónico con los adoquines me parece que sería lo más razonable, no solo en términos de la calle sino que también de la manzana, conservar la cuadra, hacerla peatonal, quizás. Si había tanto problema con los autos que pasaban y los vecinos que reclamaban, debió haber existido una idea sobre la construcción de una zona peatonal-comercial que permita que esos mismos residentes puedan desarrollar una actividad de este rubro. Y qué mejor que en este sector que se está deteriorando.
-Estos adoquines forman parte del auge económico que tuvo Osorno en al pasado. ¿Cree que hay un descuido de las autoridades sobre esta zona y su valor patrimonial?
-En realidad no puedo decir que es un descuido de las autoridades solamente, creo más bien que es de la ciudadanía completa, porque nosotros como usuarios tampoco conservamos nuestro patrimonio. Los empresarios a veces tampoco lo cuidan, entonces de algún modo sería importante que la ciudadanía completa se haga cargo de nuestra historia.
-¿Conoce otras experiencias donde estos rescates urbanos hayan tenido éxito?
-Anduve en una ciudad que se llama San Giminiano en Italia, que es completamente empedrada, no hay calles pavimentadas y todas las que existen son externas y en realidad es una ciudad muy pequeñita. Se puede pensar en Sienna también, donde hay calles empedradas y pavimentadas y la ciudad funciona perfectamente con los adoquines, la gente se mueve en bicicleta. No veo por qué aquí podría uno pretender sacar los adoquines. Se podría dar otro sentido al rodado.
Zona histórica
-¿Cómo podrían funcionar sin molestias para los vecinos?
-Leí que los camiones rompían el pavimento y es una zona por donde no deberían pasar. Debería ser con un uso de rodados distinto, con vehículos menores, automóviles y bicicletas. Me parece poco razonable que los camiones pasen por un pavimento con adoquines.
-A su juicio, ¿qué le falta a ese sector para potenciarse?
-Creo que esta especie de estiramiento facial que se le hace a la ciudad para poder mejorar, que no me opongo a ello porque el desarrollo tiene que venir, debería cuidar la manera en cómo se hace, porque si no se va perdiendo el carácter de la ciudad. Esta zona podría estar orientada con actividades que tengan que ver con el río. Podría tener todo un contexto histórico que desgraciadamente no lo tiene.
-A futuro ¿cómo debería resguardarse el patrimonio local?
-Idealmente se podría conformar una corporación de desarrollo, una entidad que permita planificar la ciudad y que no tenga que ver solo con el periodo que dura la gobernanza local, sino que a largo plazo, de manera que uno pueda desarrollar un plano de matriz que dijera cuál es la ciudad que queremos. Entonces, cuando venga un proyecto de desarrollo uno lo monta sobre ese plano matriz y ve como interviene en la ciudad. Por ejemplo, en este caso los vecinos se organizan y solicitan la remoción del pavimento, pero resulta que si este cambio estuviera sujeto a una planificación mayor podría decirse "mire, no se puede hacer esto porque nosotros queremos convertir este lugar en una zona histórica".