En días en los que vemos una creciente y natural aceleración de la velocidad de cambio urbana, un amigo, parafraseando a un pensador contemporáneo, me recordó que la arquitectura es tiempo cristalizado. Tiempo que queda claramente expuesto en las creaciones del genio humano que, por sus valores, han merecido ser consideradas como patrimonio de la humanidad y que engalanan escasos puntos de la frágil superficie planetaria. Los ejemplos son diversos como diversas son las culturas que las imaginaron y edificaron. Petra y el centro histórico de Viena, por nombrar algunas representativas del hemisferio opuesto. En el nuestro, Machu Picchu y algunas tan cercanas como las iglesias de Chiloé, en nuestra región.
Sin embargo, no es su valor universal aquello que las dota de su capacidad cristalizadora, ya que toda arquitectura es tiempo cristalizado. Por cierto, el tiempo cristaliza también en nuestra particular arquitectura osornina la que, sin duda, es representativa de aquellos que han sido y son nuestros modos de vida. Estas creaciones nuestras, a veces apreciadas a veces fustigadas, trascendiendo su rol funcional devienen en un marco físico capaz de ilustrarnos quienes hemos sido, la manera en que, sirviéndonos de los medios y recursos de nuestro territorio y dando crédito a las capacidades de nuestras gentes, hemos ido forjando nuestro lugar, nuestra escena vital.
Las valiosas arquitecturas de Osorno y también los espacios urbanos, plazas, parques y vías, constituyen un particular ejemplo de tiempo cristalizado. El nuestro. Uno complejo en el que no sólo han quedado plasmados nuestros mejores y hoy más valorados ejemplos (vivienda tradicional en madera, arquitectura moderna de primera mitad del siglo pasado, río Damas, entre otros), sino uno que incluye las diversas arquitecturas y espacios urbanos que han ido surgiendo en la urbe producto del longevo quehacer de todas nuestras gentes, de sus inquietudes y necesidades, de sus ingenios y ambiciones, de sus riquezas y carencias.
Al igual que nuestro territorio, respecto del cual se ha realizado recientemente una aguda reflexión en el foro panel "Perspectivas para el desarrollo regional y provincial", organizado por la Cámara Chilena de la Construcción de Osorno, nuestra urbe es hoy una rica condensación de tiempos expuestos simultáneamente, de cuya lectura acuciosa es inevitable que se desprenda conocimiento, ideas y, a partir de aquellos y de la reflexión, se pueda construir una visión que colabore en la ineludible tarea de pensar el futuro.
Dr. Hugo Weibel F., académico del Departamento de
Arquitectura & Diseño de la Universidad de Los Lagos