Verónica Salgado
"Es imposible no llorar y sentirse profundamente vulnerable con lo ocurrido la noche del viernes 13 en París. El temor, el miedo y la impotencia se unen a la rabia de ver como se ataca un país que siempre ha sido bondadoso con los extranjeros", son las palabras de Marta Santana Rogel, osornina oriunda de Rahue radicada en París, Francia, desde hace 6 años, para describir cómo ha enfrentado la comunidad parisina la ola de atentados terroristas registrados en diversos puntos del centro la noche del viernes 13 de noviembre, donde fallecieron 129 personas y resultaron heridas alrededor de 350, según el último recuento de ayer (ver página 12).
El peor atentado que ha vivido el país galo desde la Segunda Guerra Mundial tuvo lugar pasadas las 20.30 horas de Francia en seis puntos diferentes de la llamada "ciudad luz", donde un grupo de ocho terroristas con fusiles de asalto Kalashnikov dispararon contra la multitud.
La situación se produjo en una zona bohemia emplazada en las cercanías de las plazas de la República y La Bastilla donde las víctimas disfrutaban del inicio del fin de semana en diferentes bares y restaurantes con terrazas.
La mayor cantidad de víctimas estaba participando de un concierto de rock en el conocido teatro Le Bataclan con capacidad para más de 1.500 personas, según las informaciones preliminares que arroja la investigación que realiza la policía francesa. Hasta el teatro llegaron al menos dos sujetos que tomaron a los asistentes como rehenes para luego comenzar a disparar mientras gritaban "Alá es grande".
En otros puntos de la ciudad, siete de los terroristas se suicidaron usando sus cuerpos como bombas explosivas y otro fue abatido por la policía.
A raíz de los atentados, el Gobierno cerró las fronteras e incrementó la seguridad en los aeropuertos, estaciones de trenes, metros y buses además de permanecer cerrados todos los lugares de atractivo turístico y las calles son custodiadas por la policía y militares durante las 24 horas del día.
El 7 de enero pasado otro acto terrorista se registró en Francia cuando al menos dos de los tres autores del atentado irrumpieron a tiros en la redacción del semanario satírico Charlie Hebdo y asesinaron a quemarropa a 12 personas, la mayoría miembros de la redacción, incluido el director del medio Stéphane Charbonnier.
Una semana de avisos
La osornina Marta Santana, quien se dedica al rubro gastronómico, relató que cuando escuchó las primeras sirenas de vehículos policiales en las calles recién había llegado a su casa ubicada a una media hora en vehículo de donde ocurrió la masacre.
En ese momento encendió la televisión y se percató que lo que ocurría era un ataque terrorista de grandes proporciones y que las autoridades solicitaban que las personas permanecieran en sus casas. Por lo mismo, se comunicó con sus hijos para saber que estaban bien y se remitió a estar en su hogar atenta a cualquier movimiento que se registrara en la calle.
"Desde los atentados sufridos en enero quedamos todos con una sensación de inseguridad y que algo podría volver a ocurrir. Las personas ya no repiten siempre la misma ruta desde el trabajo a su hogar y están alertas a cualquier cosa que pueda resultar sospechosa", explicó la mujer vía telefónica a este medio.
Detalló que desde el lunes 9 de noviembre se habían vivido situaciones que hacían pensar que algún hecho terrorista ocurriría, "al menos dos veces se cerraron estaciones del metro de París por encontrar objetos sospechosos de bombas, estaban armando el atentado pero nunca pudimos imaginar que sería tan horrible", dijo.
Marta Santana, cuyos familiares viven en Rahue Alto, está segura que después de la masacre ocurrida el viernes 13, París no volverá a ser la misma ciudad, ya que los habitantes deberán lidiar con una vigilancia extrema y el miedo a ser víctima de un atentado.
"No tengo palabras para describir las sensaciones que provoca no saber si la persona que viaja al lado tuyo en metro o el bus puede ser un loco fanático y matarte. Francia siempre ha sido un país muy amable para los inmigrantes y duele mucho que sea castigado así", explicó la mujer.
Luis Andrés Rodríguez, de 27 años, es un osornino que también vive en París. El joven cuenta que a la hora de los atentados simultáneos estaba jugando fútbol y claramente cuando le avisaron todos se refugiaron inmediatamente en sus hogares. Agregó que las personas están como resignadas a que algo puede ocurrir, pero el gran problema es que nunca se sabe dónde y cuándo pasará.
"Cuando los atentados ocurren entramos en pánico porque no tenemos claridad donde puede andar el francotirador matando gente. Tengo una amiga que busca a su hermano que estaba entre los participantes del concierto y está desaparecido", dijo el joven.
Herida de muerte
Sergio Coronado es nacido en Osorno pero ha vivido en París desde la adolescencia. Fue concejal en la capital francesa y hoy es diputado electo por la Segunda Circunscripción de franceses extranjeros (para América Latina y El Caribe). Aunque estaba en República Dominicana a la hora de los atentados, relató que creció en el barrio donde se ubica la sala Le Bataclan.
"Tenemos sentimientos contradictorios, porque ha habido muchos gestos de solidaridad en todo el mundo, pero lo que pasó en París generó un caos generalizado. Y en ese caos tan horrible, muchos parisinos recibieron gente y les dieron asilo, pero a la vez hay reacciones racistas y violentas contra el Islam", dijo.
Agregó que lo ocurrido es un ataque al corazón mismo de Francia, pero el desafío que tiene el país ahora es seguir siendo esa sociedad abierta y respetuosa de los Derechos Humanos.
Por su parte, el director del colegio francés Lycée Claude Gay de Osorno, Didier Colletín, lamentó y condenó los actos de terrorismo que afectaron a su país natal, "es una tristeza ver a nuestros familiares y amigos tan afectados y amenazados. Uno se siente impotente lejos de su país. Es un estado de shock para cualquiera ver a un país tan bondadoso tan herido y maltratado", indicó.
Precisó que durante la semana verá cómo se analizará lo ocurrido en las aulas del colegio y que durante la jornada de ayer contactó a los apoderados con familiares en Francia para confirmar la situación que enfrentan.
Patrick Puigmal, académico francés residente en Osorno hace más de 16 años y presidente del Centro de Padres y Apoderados del Lycée Claude Gay, enfrentó las noticias que llegaban desde Francia con mucha tristeza y rabia sin poder aceptar que 129 personas inocentes fueran víctimas de la ira de un grupo religioso extremista.
"Están atacando uno de los pocos países que siempre han tenido sus puertas abiertas a recibir a cualquier extranjero. Lo más penoso es que los terroristas fueron criados y educados en el mismo país que hoy hieren de muerte", argumentó el francés.
Puigmal se contactó con sus amigos en París y estaban todos muy choqueadas con lo ocurrido. Según detalló, las imágenes, fotografías y relatos que muestran los medios de comunicación no pueden graficar la realidad que hoy viven las personas de Francia.
Reunión de apoyo al pueblo francés
A partir de las 12 horas de hoy, en el patio del Centro Cultural Francés en avenida Mackenna se realizará una reunión de apoyo y solidaridad con el pueblo francés y las numerosas víctimas de la masacre ocurrida el viernes en París. La actividad durará una hora donde se espera que los asistentes puedan llevar flores, encender velas, entonar la Marseillaise y colocar la bandera de Francia a media asta.
129 fallecidos habían sido confirmados hasta la tarde de ayer por la policía francesa producto de la ola de atentados ocurridos la noche del viernes 13 en la ciudad de París.
12 personas fueron asesinadas también en un atentado ocurrido en enero pasado y que afectó a la redacción del semanario satírico Charlie Hebdo.
3 chilenos hay entre las víctimas fatales de la masacre del viernes en París y fueron identificados por la Cancillería como Luis Felipe Zschoche, Patricia San Martín y Elsa Delplace.