La chilena, obvio. Restaurantes llenos, reservas con semanas de anticipación, kilos de chocolate, cientos de flores y una cantidad de ofertas en todo tipo de mercadería para la mami que sólo demuestran lo buena mamá que somos.
Aún más, basta ver a nuestros infantes: obedientes y estudiosos; a nuestra juventud: respetuosa y educada. Ahora para qué hablar de los adultos: nuestro país funciona prácticamente en base a la palabra empeñada, la palabra de honor.
¿Honor? ¿Qué es eso? Listo, aquí se avinagra el artículo y volvemos a la realidad: "Palabra de hombre" es una promesa inviolable, un contrato indisoluble, tácito y solemne que un varón ofrece a otro, donde la reputación individual, el orgullo familiar y el bien común están en juego. Antiguamente era un sistema muy seguro para formalizar todo tipo de compromiso, incluido el financiero. Aún más, grandes empresas, tal vez los mejores negocios, fueron hechos sobre este acto de confianza entre dos o más personas.
Hoy, en cambio, nadie vale si no tiene el respaldo de una firma y nada se realiza si no tiene un timbre encima. De hecho, las notarías se llenan de individuos buscando aval para su integridad, los bancos poseen en sus bóvedas bosques enteros en letras y pagarés, estamos catapultados con leyes, trámites, decretos, firmas y fotocopias, porque la palabra empeñada no es suficiente.
Y aquí estamos, de capitán a paje, nadie "aperra", "apechuga", ni siquiera con sus propios dichos, escritos y grabados en diarios, radio y televisión.
En fin, éste si que es pelambre; la facilidad para mentir de autoridades y políticos, la ausencia de ética en algunos empresarios, la flojera e informalidad de muchos trabajadores, el pedigüeñeo popular, el desparpajo en el día a día desde calles sucias a caos institucional, esta falta de mínimas costumbres de urbanidad, el "engañar al prójimo como a ti mismo" con tanta naturalidad, nos obliga a preguntar ¿donde están las mamás de esos ciudadanos?
¿O será que efectivamente nuestro país está cada día mejor y sus autoridades cada día más honradas? Bueno, si así fuera no quedaría más que brindar por las mamás de todos ellos... ¿Usted que cree?
Vivian Arend