Ex presos políticos en huelga de hambre aspiran a una pensión de 400 mil pesos
medida extrema. Cuatro integrantes del programa Prais en Osorno llevan 17 días sólo ingiriendo agua. Con esta medida de fuerza buscan lograr una pensión que les permita emular el beneficio de los favorecidos con la pensión Rettig.
Víctor Valderas no para de tomar mate. Ni bien se termina de cebar uno, vuelve a agarrar el endulzante, le echa cuatro gotitas al mate de madera que sostiene con su mano derecha y se sirve agua caliente de un hervidor blanco que se encuentra en una mesa. Acción que repite una y otra vez.
Así como Víctor, son otros tres los ex presos políticos osorninos alojados en el edificio donde funciona el Programa de Reparación y Atención Integral de Salud (PRAIS), los cuales siguen la misma rutina desde hace 17 días (comenzaron el 16 de abril), con el fin de mantener una huelga de hambre a la que se han aferrado.
Aseguran que no darán un paso atrás hasta conseguir su objetivo principal: aumentar los montos de la pensión que mantienen como ex presos políticos (pensión Valech de alrededor de 160 mil pesos) y acercarse a los valores referenciales de la pensión Rettig, que oscila entre los $400 mil y 415 mil pesos.
Según afirman estos manifestantes, la huelga se mantendrá hasta el final, sin importar las consecuencias que pueda tener para sus salud.
Alemania
A Mario González le tiemblan los brazos mientras habla y su barba blanca destaca dentro de un rostro que se ve cansado por las más de dos semanas de huelga.
A sus 64 años, dice que ésta le ha hecho mella en su salud, pero que pese a eso persistirá en lo que busca. Mario recuerda muy bien que en marzo del año '75 fue detenido por formar parte en aquél momento del Partido Socialista. "En esa oportunidad fui procesado por un consejo de guerra donde me llevaron por 15 días a Cañal Bajo, tras lo cual me derivaron a la Policía de Investigaciones. Tras ello me pasaron a la cárcel pública, donde me tuvieron cerca de cuatro meses", explica.
Tras ello Mario fue nuevamente condenado por un consejo de guerra a dos años de presidio, pena que fue conmutada, pero en la cual debía firmar mensualmente en la Fiscalía Militar.
Debido a la condena, Mario perdió su trabajo y al ver que las posibilidades se le cerraban en el país "por estar constantemente asediado por los servicios de inteligencia", decidió viajar junto a su esposa hacia Alemania Federal por un periodo de 15 años. Retornó definitivamente a Chile en 1991, junto a sus dos hijos nacidos en el exilio: Joan Manuel y Jessica.
Debido a experiencias como estas que han alimentado su vida, es que Mario señala que no dará su brazo a torcer, por lo mismo indica que tal como dice la frase que mantienen en el frontis del edificio que ocupan en esquina de calle Prat y Bilbao, continuarán con su huelga "hasta vencer o morir".
Nacional
Opinión similar mantiene Nelly Cárcamo, presidenta nacional de ex presos políticos, quien señala que lo que piden al Gobierno como organización no es un reajuste de pensiones ni una limosna, sino un derecho que ostentan como ciudadanos cuyos derechos fueron pasados a llevar por el Estado en momentos del régimen militar.
"Para nosotros es injusto lo que estamos viviendo, ya que muchos de quienes actuaron como torturadores viven de pensiones tremendas y nosotros que fuimos las víctimas en aquella oportunidad, tenemos que lidiar con montos muy bajos. Eso sin sumarle que en cada fila del banco o del lugar a don vayamos, te los encuentres permanentemente", remarcó la dirigente.
Asimismo, agregó que la huelga de ex prisioneros políticos actualmente está presente en varias ciudades de Chile como Rancagua, Rengo, San Vicente de Tagua Tagua, Los Andes, San Felipe y otras , por lo que trabajan aunados hasta conseguir una respuesta satisfactoria por parte del Gobierno y que los dignifique.
"A esto hay que sumarle que el 25% de quienes pertenecemos a esta entidad, ya han fallecido en el proceso de buscar una pensión justa. Por lo mismo, queremos manifestarle al Gobierno que no queremos más monumentos que nos dignifiquen, sino una pensión digna", indicó.
Finalmente Cárcamo señaló que si bien en un principio las conversaciones con el Gobierno se dieron en un muy bien pie, tras ello éstas se fueron posponiendo y los temas postergando junto a interlocutores que no tenían validez en las negociaciones. Por lo mismo el 13 de abril en la ciudad de Rancagua se comenzó con este movimiento que ya ha alcanzado ribetes nacionales.
Salud deteriorada
Tras diecisiete días sin probar alimentos, estos cuatro ex presos políticos de Osorno ya están presentando un notorio deterioro en su salud, como lo explica González desde el inmueble de Bilbao con Prat.
"La cantidad de enfermos ha ido aumentando en los últimos días. En otras ciudades ya han caído personas a los servicios de urgencia producto de la huelga. Nosotros somos casi los más jóvenes que estamos en esta situación. En este momento nos encontramos con un debilitamiento muscular y tenemos problemas renales producto del consumo de pura agua por más de quince días, además nos ha bajado la presión", explicó González notoriamente cansado.
González concluyó diciendo que el pasado 30 de abril se rompió el diálogo con el Gobierno, luego que el subsecretario del Interior Mahmud Aleuy cerrara las conversaciones con el movimiento huelguista y agendara una reunión para el 7 de mayo con otros movimientos de ex presos políticos ajenos a esta huelga.
Pensión Valech es la que actualmente reciben los presos osorninos en huelga, la cual se estima en unos $160 mil.
Pensión Rettig oscila entre los $400 mil y $415 mil y es a la que aspiran los miembros del Prais.
25 %
De quienes pertenecen a la Unión de Presos Políticos han fallecido sin una pensión justa, señaló Nelly Cárcamo.
13
De abril comenzó la huelga de hambre a nivel nacional. La primera ciudad fue Rancagua y días después se plegó Osorno.