Umberto Eco: "'Número cero' es sobre los límites de la información periodística"
Literatura. La séptima novela del autor italiano llega la segunda semana de abril a Chile.
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El filósofo, semiólogo y crítico literario Umberto Eco tenía 48 años cuando publicó su primera novela: "El nombre de la rosa". Esta incursión en la narrativa se convirtió en un inesperado éxito para el autor al vender más de 15 millones de ejemplares en el mundo. No solo eso, en 1981 ganó el premio Strega, máximo galardón literario de Italia.
Han pasado 45 años desde ese momento y el escritor, nacido en 1932 en Italia, vuelve a sorprender con una nueva entrega literaria, la séptima de su carrera. Se trata de "Número cero", obra que fue lanzada en enero en Italia y llegó rápidamente al primer lugar en los rankings de los libros más vendidos. A Chile, en tanto, llegará la segunda semana de abril, según el grupo Penguin Random House Editorial.
Verdad y complots
Si en novelas anteriores el autor ha hecho gala de su vasta erudición, esta es un cambio radical porque se mete en un ámbito que no ha desarrollado con anterioridad: el periodismo. O más bien es en "los límites de la información periodística", como dijo el propio autor al diario "La Gaceta".
"Número cero' es una historia sobre los límites de la información periodística. He diseñado un caso extremo para dar una imagen grotesca sobre ese mundo", detalló. Es así como la novela se ambienta en la redacción de un periódico ficticio y transcurre en los ajetreados tiempos de "Mani Pulite", la famosa investigación sobre corrupción que a principios de los 90 arrasó con el sistema político italiano.
"1992 fue un año en el que se estableció un giro copernicano. Los partidos entraron en crisis y comenzaron todos estos procesos judiciales contra la corrupción, por lo que había esta esperanza de que todo cambiase. Pero dos años después llegó (Silvio) Berlusconi", comentó el autor entre risas al diario "El Mundo".
El medio de comunicación ideado por el autor de "El péndulo de Foucault" tiene características especiales, pues es uno dedicado a desinformar, chantajear, difamar y manipular, lo que denomina "máquina de barro". Umberto Eco explicó al mismo diario español que si bien "no todos los periódicos son una 'máquina de barro' (pues los vespertinos ingleses publican cotilleos de la familia real para vender más, por ejemplo), en Italia este mecanismo se ha usado como herramienta política para deslegitimar al adversario".
"Hay que decir que raramente la agresión mediática es directa. No se suelen dar nombres ni apellidos. Se ofrecen, en cambio, elementos aparentemente inocuos, pero que generan sospechas", ha dicho, y ejemplificó con el caso de un juez que estaba investigando sobre Berlusconi y fue perseguido hasta que se logró captar una imagen de él fumando y usando calcetines de colores chillones. Y en las notas de prensa que se realizaron se deslizaron cuestionamientos sobre si se podía confiar en alguien así.
Este caso verídico es uno de los tantos que se encuentran en la novela de 200 páginas, donde también se mencionan los atentados de Plaza Fontana, en Milán, y de Plaza della Loggia, en Brescia, hechos ocurridos en los años 70 y promovidos por facciones terroristas, ya que otra de las características que tiene la novela es que retrocede en el tiempo hasta las postrimerías del fascismo.
Sin embargo, todos estos hechos están reconstruidos a partir de teorías que se entrelazan extrañamente con otras y que terminan por crear una nueva noticia. Es el caso de la logia masónica P2, del supuesto asesinato de papa Luciani, de Juan Pablo I, de los cómplices de las brigadas rojas que trabajaban para los servicios secretos, de los tentáculos de la CIA, de los atentados y hasta de un falso cadáver de Benito Mussolini con el que lograron salvarlo y enviarlo a Argentina.
Complots que sí tienen que ver mucho con sus libros anteriores, pues como el mismo Umberto Eco ha sostenido, "siempre me ha preocupado la paranoia del complot. Y hoy todavía más, porque internet está lleno de este tipo de contenidos. Lo que más me interesa es cómo se construye el complot, conectando hechos que parecen no tener relación".
Aunque pueda parecer extraño que Umberto Eco entre de lleno a la arena periodística, lo cierto es que el tema no le es ajeno; pues él mismo ha escrito en varios periódicos, por lo que la crítica que hace es "desde el interior", como ha dicho en algunas entrevistas. "Desde hace más de 40 años sigo reflexionando y discutiendo sobre los límites y las posibilidades del periodismo", manifestó a "La Gaceta".