Almacenes rurales sobreviven gracias a la venta de golosinas y artículos de aseo
Comercio. Los negocios son atendidos por sus propios dueños. Sus principales clientes son vecinos del sector que buscan comprar productos de emergencia.
veronica.salgado@australosorno.cl
Con la venta de bebidas, helados, golosinas, abarrotes básicos y artículos de aseo logran sobrevivir actualmente los almacenes que funcionan en las localidades rurales de la comuna. Se trata de emprendimientos familiares atendidos por sus propios dueños, con los cuales generan un ingreso adicional al hogar y entregan, de paso, un servicio social a la comunidad donde están emplazados.
De hecho, estos negocios son reconocidos por los vecinos de los villorrios rurales como la única alternativa para comprar artículos de primera necesidad sin tener que viajar hasta Osorno. Además, son utilizados como punto de encuentro entre los residentes, oficina de informaciones e incluso algunos todavía otorgan crédito a sus clientes.
Años dorados
Desde 1997, el matrimonio de Miguelina Aguilar, de 73 años, y Orlando Garcés se turna para atender el almacén "San Miguel", ubicado en el sector Las Quemas centro, a 13 kilómetros de Osorno.
Entre el ripio y polvo del camino comienzan su jornada laboral a las 9 de la mañana, con la instalación del cartel de cartón escrito a mano con la palabra abierto. Al interior, en las repisas se observa unos pocos tarros de Jurel tipo salmón, cajas de café Coronado, un par de botellas de aceite, detergente, fideos, azúcar y muchas golosinas.
Miguelina cuenta que cuando comenzó con su almacén tenían mucha mercadería a la venta, verduras, harina, huevos e incluso pan. Sin embargo, con el pasar de los años las ventas fueron bajando y cada vez quedaba menos ganancia.
"Ahora la gente va en auto y compra en Osorno en los grandes supermercados. Nosotros sobrevivimos con la venta 'hormiga' de productos específicos, pero seguimos siendo necesarios porque somos el almacén de las emergencias", explicó la mujer.
Por lo mismo, compra seis unidades de cada artículo que comercializa y sólo repone a medida que son vendidos. Explicó que muchas veces han pensado cerrar el negocio, pero no han tomado la decisión porque igual les genera un ingreso adicional a sus jubilaciones.
"La gente parece no recordar que existen estos almacenes hasta que les falta algo en su hogar. Nosotros somos gente mayor y esto nos mantiene activos, nos entretiene y nos acerca a nuestros vecinos", señaló Orlando Garcés.
Duda inicial
A 12 kilómetros de Osorno, en la localidad rural de Pelleco, ubicado a 100 metros del camino a Mulpulmo, se emplaza "El pellicano", único almacén del sector que es atendido por su dueña Eliana Paillahueque.
Desde hace cinco años que todos los días está abierto desde las nueve de la mañana y hasta las 22 horas. En su interior abundan las golosinas, bebidas, cajas con alguna fruta de la estación y paquetes de arroz, fideos y salsa de tomates, que según su dueña es lo que más se vende.
"Cuando decidimos abrir el negocio con mi esposo lo analizamos mucho porque no estábamos cerca de un camino. Pero resultó, ya que estos almacenes están para salvar a los vecinos cuando les falta algo", comentó Eliana.
En la repisa del local se puede ver ocho a diez unidades de cada producto. Según explicó Eliana, va reponiendo según como vende cada artículo. "Atiendo personalmente y he aprendido a identificar las necesidades de mis clientes, por ello priorizo los productos que requieren", dijo.
Multifunción
Marta Carrillo decidió hace un año y medio abrir un almacén en la localidad de Polloico, a 14 kilómetros de Osorno por la ruta 215. Comenzó comprando media docena de artículos de limpieza como cloro, lavalozas y abarrotes como arroz, fideos y azúcar.
Con el tiempo y gracias a que se hizo clientela, se compró una vitrina refrigerada y sumó verduras. Marta explica que el negocio nació para generar una ayuda económica extra a su ingreso familiar.
"Tener tres hijos estudiando no es fácil y este dinero nos ayuda bastante", confesó.
Reconoce que para iniciar el negocio realizó una inversión de toda la vida, no obstante resultó.
Marta atiende el local durante todo el día pero además se preocupa de cocinar, lavar y realizar las labores de su hogar.
La comerciante rural tiene un cuaderno donde anota lo que un grupo de clientes conocidos compran pero cancelan a fin de mes. Dentro de los productos más vendidos está el pan, las cecinas, mantequilla y tomate.
"Estos negocios son fundamentales en los sectores rurales, les da movimiento. Hay gente que no tiene la posibilidad de tomar un auto o la micro para ir al supermercado en Osorno. Somos un poco centros comunitarios y de informaciones", argumentó.