Hemos sobrevivido al 2012, a fines de mundo patrocinados por diferentes iglesias y cultos. Pero aquí estamos. Lo último es una supuesta erupción en curso del volcán Yellowstone, que acabaría con USA y de paso con el mundo por glaciación. Como si el mundo no estuviera lleno de tantos temores con causa real, tenemos los imaginarios.
Internet está revolucionando el mundo. La red, este mundo virtual que no sin duda cada vez más aceleradamente es un tsunami de información. Pero al igual que ese fenómeno, arrastra barro, basura sumergida (dark side) y motivaciones ocultas. Actualmente Facebook es un imperio que puede catalogar a miles de millones en sus gustos, preferencias e incluso dinámicas de personalidad, sirviendo como la máxima plataforma de análisis comercial, y de paso, un mecanismos para difundir inteligencia y contrainteligencia.
Snowden y Wikileaks están siendo de a poco sepultados por orígenes dudosos, revelaciones extrañas, que pueden ocasionar una grave pérdida de credibilidad.
Hollywood sabe de esto. Para desplazar cualquier fenómeno social del ojo público, se busca otro de igual o semejante notoriedad, que reúna los ingredientes emocionales de impacto. Ahora mismo somos testigos de una operación gigantesca en los cuales el foco de la atención oscila entre los polos Penta-Dávalos. En todo caso reúne condiciones telenovelescas más adecuadas el tema de una madre Presidenta con su hijo, y en ese sentido tiene harto rating esa situación filial política. Lo que implica Penta es la subordinación del Estado a ínfimos grupos con gigantesco poder económico. Lo otro, es anécdota limítrofe.
Ya quedó establecida firmemente la sensación de que un sector importante de la política está estacionado definitivamente afuera de los palacios de los poderosos, y estira humildemente la mano para que le den " un raspadito de olla". Esto demostró más que nunca, que Chile se convirtió en una sociedad de castas, y que la corrupción se hace un hábito ya "normalizado" de crimen o delito, ha pasado a ser una práctica común amparada por consensos. "Todos lo hacen", "así es la política" y se pasa inadvertido que estamos como diría la Biblia en cada decisión política jugándonos la primogenitura, el futuro de muchas generaciones que algún día se preguntaran "dónde se fue el cobre, el litio, el oro, nuestro bosques nuestra glaciares, nuestro mar". Estamos sembrando las futuras semillas de un país jibarizado, pobre y ultradependiente. Un nuevo farreo de la oportunidad histórica merced a una clase política que en buena parte se ha vendido al mejor postor.
Luis Alberto Solís Valenzuela