Agencias lobbystas y los intereses regionales
El economista austriaco Friedrich von Hayek afirmaba que el mayor enemigo que tenía la economía de mercado eran los grupos de interés, ya que en consideración a la imposibilidad de las democracias representativas de reconocer a todos sus electores, eran las minorías organizadas las más capacitadas para instalar en el Estado sus posturas; que, para Hayek, siempre terminaban atentando contra la mayoría.
En gran medida producto de su diagnóstico, se expandieron durante las décadas pasadas organizaciones creadas con el exclusivo propósito de situar sus ideas dentro de la agenda pública, bañándolas con ingentes dosis de legitimidad autoimpuesta -derivada de recuentos estadísticos u opiniones de expertos.
Aún cuando en el país existían organizaciones que ejercían tales funciones desde la década de 1980, durante los últimos años han cobrado importancia aquellas que se definen comercialmente como gestoras de intereses particulares. Últimas que son cuestionadas por algunas bancadas parlamentarias, discursivamente más que en los hechos, por representar una concomitancia subrepticia entre los negocios y la política. Dudas que se propuso desvanecer vía una legislación que ordenara y vigilara, sin intervenir, el mercado de los gestores de intereses.
La ley 20.730 obligó a las empresas comerciales como a los gestores no remunerados (integrantes de una agrupación gremial u ONG) a inscribirse en un libro nacional; de todas las inscritas (13), con excepción de la CPC, no existe ninguna que incluya una visión regional dentro de sus líneas de acción.
En consideración que la Ley norma las discusiones parlamentarias como de gobiernos regionales, valdría la pena imaginar grupos locales que imbriquen a actores regionales que piensen para la acción (empresarios, políticos y organizaciones sociales) con quienes piensan el pensamiento (ONG's, universidades y Think Tanks), en pos de aprovechar la instancia de la ley para emplazar legítimamente el pensamiento de los habitantes de las regiones en los espacios de decisión; desembarazándonos de los nudos gordianos que nos imponen las agencias interesadas en relevar pensamientos únicamente referidos a las libertades individuales o atingentes a la perduración económica de un gremio.
Jorge Muñoz Sougarret