El terminal de buses, bimodal
Desde el departamento de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Lo Lagos; es decir desde la academia y por segundo año consecutivo he tenido el privilegio de guiar en sus proyectos de titulo a dos jóvenes arquitectos, Juan Pablo Vergara C. y José Castro C.; ambos, atentos a la compleja realidad de nuestra ciudad, se abocaron a estudiar el tema del terminal de buses de Osorno. En el desarrollo de sus propuestas analizaron factores como conectividad, desde la escala continental a la local; equidistancia; la dualidad de concentración y dispersión que caracteriza un terminal demanda que este se ubique de manera equidistante del perímetro urbana a servir en especial si consideramos que el 37% de los viajes en Osorno son en modo caminata y otro 37% en transporte público; terrenos disponibles dentro del área urbana cuyo tamaño permita una solución con proyección de futuro; políticas de desarrollo, desde la estrategia regional de desarrollo al Pladeco local y por último se evalúan las externalidades tanto positivas como negativas que un terminal de buses genera en su entorno inmediato.
Ambos estudios reconocen las potencialidades de conectividad que Osorno tiene al consolidarse como la segunda puerta de acceso y salida del país, a escala continental vía el paso Samoré. Ven la necesidad de un terminal que por ubicación acerque sus servicios a la mayor cantidad de osorninos ubicándolo en un lugar que además de cumplir con el tamaño necesario (13.000 m2), sea significativo para la ciudad. Entienden que la tradición del transporte moderno terrestre nace en este país con el ferrocarril, razón por la cual no podemos imaginar el futuro de Chile sin ferrocarril, y desde ahí, proponen un concepto de transporte bimodal. Porque es el ferrocarril, con su cadena de pequeñas estaciones rurales el que integrado a un eficiente sistema de transporte, puede rescatar un tradicional grupo de pequeños asentamientos que han estado abandonados.
Finalmente al relacionar funcionalmente el ferrocarril con el bus; y contando con el efecto detonante de las externalidades positivas de un terminal de buses que van desde la comida rápida al hostal, proponen potenciar el barrio comprendido entre las calles Baquedano, Mackenna, Portales y 5 de Abril que se ha visto deprimido después de la entrada en servicio del nuevo puente San Pedro. Entendemos que corresponde a la obra pública velar por un desarrollo urbano que potencie la recuperación de sectores urbanos en depresión y que además proyecte a la ciudad mas allá de su límite urbano, haciéndose cargo del territorio que la sustenta.
Andrés Angulo Cárdenas