Turistas eligen el camping Olegario Mohr para descansar en la zona
verano. Visitantes de otros puntos de la región e incluso de Argentina instalan sus carpas y acampan por varios días en el recinto municipal situado a orillas de la ruta a Puerto Octay. Destacan que el área ofrece tranquilidad, naturaleza e instalaciones adecuadas.
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Mientras Carolina se encarga de cortar la leña para lo que será la "discada" del día, Luis Feliú, su padre, se encarga de revisar el estado de cocción de las papas para la ensalada y que el fuego se mantenga a buena temperatura para que todo salga a la misma hora.
Provenientes de la localidad de Metri -sector rural distante a 27 kilómetros de Puerto Montt y a orillas de la Carretera Austral- tanto Carolina como Luis son parte de la familia Feliú-Ortiz, la que decidió como todos los años pasar parte de sus vacaciones de verano en el camping municipal Olegario Mohr de Osorno, que se encuentra a orillas de la carretera camino a Puerto Octay.
"Venimos todos los años a acampar y por lo menos nos quedamos cuatro días (y noches) a descansar en este lugar que para nosotros se ha convertido en una tradición", dice María Ortiz, de 52 años, esposa de Luis y matriarca del grupo familiar integrado por cuatro adultos y tres menores.
Para María acampar en Osorno es una costumbre que tienen desde hace cuatro años, cuando descubrieron este recinto de cuatro hectáreas y media donde aprovechan de descansar, almorzar tranquilos y donde sus tres nietos pueden divertirse en los juegos que hay en el lugar, en la piscina y en la naturaleza circundante.
"La verdad es que no tenemos familiares en Osorno, por eso cuando venimos a esta zona nos quedamos a alojar en este camping y lo pasamos muy bien", dice María mientras se saca el delantal que lleva puesto para que le tomen una foto.
Entre las mayores ventajas de llegar a un lugar como éste, opina la mujer, se encuentra la comodidad de alojarse en un espacio donde sus nietos pueden divertirse y además "contamos con servicios higiénicos impecables, seguridad, piscinas y juegos. La verdad es que uno no necesita nada más como para pasarlo bien", señala.
Por otro lado, su hija Carolina, quien es oriunda de Metri pero vive en Santiago desde hace varios años, llegó acompañada de su hijo Matías de cuatro años a pasar las vacaciones junto a sus padres. Ella aprovechó de quedarse en el camping municipal Olegario Mohr, tradición que recién viene conociendo tras llegar de la bulliciosa vida santiaguina.
"Recién venimos llegando y tanto me habían hablado de él, que quería conocerlo", dice la mujer de 26 años, mientras deja el hacha a un lado tras confesar que no está acostumbrada a usarla en su casa de Santiago.
La joven señala que venir a pasar unos días al sur es renovador, viniendo desde Santiago. "Tenemos una carpa todo terreno que se divide en dos habitaciones donde pasamos muy bien la noche. En eso no tenemos problema. Además, el lugar es muy lindo y lo pasamos muy bien en familia, quedándonos acá. Nos alejamos del ruido y tenemos un paisaje donde todo es verde", agrega, mientras confiesa que sólo le quedan unos pocos días para seguir desconectada de la urbe capitalina y regresar.
Mientras Luis cierra la tapa de una olla de color negro donde se cuecen las papas, aprovecha de comentar que cuando llegan todos los años al camping, prácticamente se "encierran" en él.
"Tenemos de todo, por lo que la mayor parte del día nos quedamos aquí y no necesitamos nada más, salvo que tengamos que ir a comprar al supermercado cuando nos falta alguna cosa. Pero por lo general traemos todo en el auto", confiesa.
En cuanto a cómo es pernoctar en el parque, Luis indica que lo pasan muy bien desconectados de la vida diaria, compartiendo en familia, en un recinto que siempre les ha traído tranquilidad y espacio. Eso sí, indica que los valores han subido a medida que han pasado los años.
"Se ha notado en el tiempo, pero en general, no es problema porque tampoco es tanto y realmente lo vale por el espacio que tenemos", concluye mientras señala que volverán a Metri durante el fin de semana, ya que les espera la fiesta costumbrista del lugar.
Bariloche
Patricio Valdevenito descansa en una hamaca mientras su esposa Angelina Ulloa comienza a preocuparse de lo que será el almuerzo. "Yo hice el asado y ahora me toca descansar", dice en broma. Luego aclara haber aprovechado un par de días libres para escaparse a Chile junto a su familia.
Llegados desde la vecina ciudad argentina de Bariloche junto a sus dos hijos -Bruno de 13 y Joaquín de 4 años- este matrimonio de argentinos señala que es primera vez que acampan en el camping y han quedado gratamente sorprendidos de lo que han visto.
"Este lugar nos ha gustado mucho. Primero, porque es un espacio que tiene de todo y muy bueno, además de estar cerrado y contar con tantas comodidades. Y segundo, porque queda a orillas de la carretera. En general, tanto en Argentina como aquí, los campings siempre los encuentras en lugares alejados, se ubican en lagos o ríos y éste se encuentra a mano de la carretera, lo encuentras, eso es muy bueno", dice Patricio mientras se sienta en la hamaca.
De la misma manera aclara que lo que más les sorprendió del lugar es que fuera un camping municipal.
"Allá en Bariloche también encuentras camping o naturaleza parecida a la de Osorno, pero nunca un camping municipal de este nivel. Nos hace falta algo así cerca de la ciudad".
Por otro lado, Angelina Ulloa indica que siempre que pueden pasan por Osorno, ya que tienen familiares en la zona.
"Eso sí, no pasamos tanto como antes porque la economía no nos está favoreciendo en estos momentos", enfatiza.
Seguridad
Ricardo Arriagada además de vivir en el camping Olegario Mohr, es administrador del recinto, lo cual para él es una ventaja. "Al depender directamente del municipio, no como en otros parques de la ciudad, contamos con personal permanente que trabaja en lo que es orden y limpieza", señala.
Otro de los puntos que destaca dentro de lo que son los servicios que entrega el recinto, está contar con personal de seguridad en las piscinas y de una enfermería que entrega primeros auxilios para los visitantes.
"Este es un servicio que se ha incorporado hace poco, porque se determinó que era necesario sobre todo para los niños, cuando sufren algún incidente como raspaduras y otras pequeñas situaciones que pueden registrarse". Según Arriagada, esto hace que sea elegido por turistas extranjeros (europeos, norteamericanos y argentinos) y chilenos que llegan principalmente en el verano.
El recinto cuenta con una hora de cierre tras la cual no se permite ingresar al camping.
"Esto se hace por la seguridad de los visitantes que se quedan a pernoctar, ya que la gente que sólo viene por el día debe irse como máximo a las 20 horas", explica.
En cuanto a los precios de entrada por el día, el administrador indica que los niños de 0 a 9 años no cancelan entrada y a partir de esa edad hasta los 17 años, pagan 700 pesos. En tanto los adultos lo hacen por 2 mil pesos. "Los adultos mayores también ingresan gratis al camping", agregó.
Y si alguien se queda a pernoctar en carpa, el precio es de 15 mil pesos por 24 horas. En cuanto a lo que son las casas rodantes -en las cuales habitualmente llegan los turistas a la zona- se cobran 25 mil pesos por día.
"Claro que tienen derecho a baño, piscina, agua, mesas y lugares para cocinar, entre otros beneficios", enfatizó el hombre.