Estudio comprueba que la reacción física ante melodías es independiente de la cultura de quienes las oyen
Investigadores de la Universidad McGill de Montreal y de la Universidad Technische de Berlín comprueban que la música es percibida como un acto reflejo. Esto al probar que la reacción física ante una melodía es independiente de la cultura de quienes la oyen.
Los científicos, que publicaron el experimento en la plataforma de divulgación Frontiers, sometieron a dos grupos culturalmente distintos a una situación similar.
Miembros de una tribu de pigmeos, en plena selva congoleña en África, fueron dispuestos frente a un iPod Touch. Con sensores en sus mejillas y frentes, con audífonos en sus orejas; manteniendo los ojos cerrados y completamente concentrados, escucharon por primera vez música occidental (a Wagner).
Mientras en Montreal, Canadá, un grupo de canadienses se dispuso en las mismas condiciones, a escuchar cánticos de la tribu para vencer el miedo en la caza, levantar el ánimo de un pesar u honrar a un muerto del clan.
Según el portal de El País, la conclusión del experimento fue toda una sorpresa para el investigador y sicólogo musical Hauke Egermann, ya que "Las respuestas biológicas de ambos grupos fueron muy similares. Aunque la hipótesis de partida era que el efecto de la música podría ser universal, no me esperaba que entre dos culturas con tanta brecha la confirmáramos".
Para encontrar esta esencia común a todo ser humano, los científicos emplearon tres tipos de medidas bajo un mismo punto de partida. El primero fue un iPod Touch que permite, al deslizar el dedo, que los oyentes reflejen su percepción musical con una elección muy simple: rozar el dispositivo en horizontal describe si la emoción es positiva o negativa; hacerlo en vertical si la melodía calma o excita.
La segunda medida fue biológica: ritmo cardíaco y respiratorio o conductancia de la piel -la capacidad de transmitir electricidad, que se ve afectada por la sudoración, síntoma emocional evidente.
Por último, las expresiones faciales, los pequeños y grandes cambios que expresan pesar o alegría. Aunque aquí fallaron los sensores por las condiciones climáticas en África. Sin embargo, bastó con el ritmo cardíaco, el respiratorio y la conductividad para comprobar que estas dos comunidades se hermanaban en su respuesta.
Donde sí hubo una diferencia significativa fue en la interpretación subjetiva y, por tanto, filtrada por lo cultural de cada grupo. Todos los fragmentos de música occidental escuchados por los pigmeos fueron valorados, sin excepción, como negativos desde un punto de vista emocional. Mientras que los canadienses no comprendieron el significado ritual.