Familias reciben por primera vez el Año Nuevo en el cementerio
festejos. Un equipo de El Austral comprobó cómo un grupo de osorninos llegó al camposanto para celebrar con botellas de champaña, cotillón y radios para dar la bienvenida al 2015. Todos buscaban compartir la celebración junto a sus parientes que ya no están.
Con copas, botellas de champaña, cotillón y radios con alegre música llegaron decenas de familias hasta el Cementerio Municipal de Rahue Alto para celebrar la llegada del nuevo año. El particular festejo debutó en Osorno, ya que por primera vez el camposanto abre sus puertas la noche del 31 de diciembre para conmemorar el Año Nuevo.
Por una noche el cielo repleto de bengalas y fuegos artificiales iluminó las cruces, flores, nichos y sepulturas del lugar. En medio de las tenues luces que marcan los senderos donde se desplazan los visitantes al recinto, se escuchaban risas, voces e incluso cantos de celebración por la llegada del año 2015.
primera vez
Para las familias, la decisión del municipio local de abrir las puertas del camposanto significa una oportunidad para disfrutar de una de las celebraciones más importantes del año en compañía de los seres queridos ya fallecidos.
A las 23.30 horas del miércoles 31 la familia Ortega Hualquil preparaba la llegada del nuevo año junto a la sepultura de Edwin Ortega, quien el 19 de enero del año 2014 falleció ahogado en las playas de Maicolpué a sus 38 años.
Para sus padres Lucía y Víctor, poder celebrar en el lugar donde su hijo descansa en paz es reconfortante y tranquilizador. Por lo mismo, colocaron un pequeño equipo de música para disfrutar de la alegría de la fiesta tal como su hijo tanto disfrutaba.
"Él siempre fue un amante de la alegría, la música y las celebraciones. Ahora nosotros estamos reunidos en la que es su última morada. Para nosotros no es una pena, al contrario, es el mejor lugar para ver los fuegos artificiales y darnos los abrazos", explicó Lucía.
Sonia Ortega, hermana del hombre fallecido, comentó que hace unos días soñó con su hermano y que disfrutaban juntos de la llegada del nuevo año. Por lo mismo, a la medianoche abrieron la botella de champaña, alzaron sus copas y brindaron sonrientes sobre la sepultura del familiar que ya no está.
Siempre juntos
Luis Cárcamo llegó hasta el recinto para visitar la sepultura donde se encuentran sus dos grandes amores: su hijo César y esposa Luisa, ambos fallecidos hace dos años.
El hombre estaba solo parado junto a la tumba cuando el sonido de las campanas de la iglesia, las sirenas y los fuegos artificiales anunciaban la llegada del nuevo año.
Una sonrisa se dibujó en su rostro y con los ojos humedecidos por las lágrimas agradeció el poder cumplir la promesa hecha a su esposa durante 24 años de siempre estar juntos.
"Poder estar junto a mis seres queridos es una tranquilidad a mi espíritu y una alegría a su corazón. No pasa un día que no los extrañe y recuerde. Pero hoy vengo a celebrar y no a llorar con ellos", comentó el hombre.
Pasada la medianoche Luis se acercó a otras familias que estaban en el lugar para repartir abrazos y buenos deseos para el 2015. Pasada la una de la mañana volvió hasta su casa ubicada en la población Santa Rosa, donde lo esperaba la más pequeña de sus hijas de 11 años.
"Te queremos mamá"
La risa y el llanto acompañaron la llegada del 2015 a las hermanas Ana y Rosana Velásquez, quienes junto a sus hijos Jordy de 11 y Sergio de 15 años llegaron a decirle su madre María Vidal cuánto la extrañan.
Enfrentar la muerte de su madre (54 años) -hace poco más de un año- es un dolor que acompañará a Ana por siempre. "Ella era una mujer alegre, que me enseñó que la vida está para disfrutarla y qué mejor que junto a ella", comentó con una copa brindando y mirando el cielo iluminado por los coloridos fuegos artificiales.
Rosana aprovechó de colocar una cajetilla de cigarros sobre las flores que adorna la sepultura de María. "Es un vicio que mi madre tuvo toda la vida y que no podía faltarle en las fiestas", argumentó.
Entre risas llamaban a sus familiares para desearles un buen año e informarles que antes de la una de la madrugada estarían celebrando con ellos. Recordaron que su madre era una excelente cocinera y que ninguna persona de la familia preparaba los platos tan bien como ella.
Ambas hijas coincidieron que la idea de abrir las puertas del cementerio para las celebraciones importantes es una excelente alternativa.
"Somos muchas las familias que nos preocupamos de visitar a nuestros seres queridos y qué más significativo que durante la noche de Año Nuevo", explicó Ana.
Jordy de 11 años, estaba feliz de poder compartir con su abuela durante lo que él denominó "la noche más feliz del año".
"Me gustan los fuegos artificiales y desde acá igual los pudimos ver. Ojalá que todos los años podamos venir y compartir con la abuelita María", señaló Jordy.
Así como ellos, fueron decenas de familias las que disfrutaron la noche con sus seres queridos, algunos en silencio, otros con risas y fiesta.
Todos esperan que las autoridades locales decidan repetir la iniciativa el próximo año durante esta festividad. Los asistentes permanecieron en el recinto hasta las 2 de la madrugada. La seguridad estuvo a cargo de los guardias del recinto.
Seguridad El acceso al recinto estuvo a cargo de los guardias del lugar quienes están durante toda la noche.
Dependencias baños, luces y otras instalaciones estuvieron operativas para recibir a los visitantes en noche de Año Nuevo.
40 sectores
se divide el camposanto de Rahue Alto, donde se ubican diversas sepulturas en tierra o nichos. Cada año se realiza un promedio de 600 a 800 sepultaciones en el recinto.
2 de la mañana
fue el horario tope para que las personas pudieran ingresar al cementerio municipal de Rahue Alto para visitar a sus familiares fallecidos la madrugada del 1 de enero.
Primer año abierto
al público durante la noche de Año Nuevo. Las personas comenzaron a llegar pasadas las 22 horas para disfrutar con sus familiares que han partido.