Un recorrido por el perímetro céntrico realizado por un equipo de este Diario reveló que al menos la mitad de los cajeros automáticos presenta fallas en su funcionamiento o está en desuso.
Entre las dificultades se cuenta que varios dispensadores ubicados entre el terminal de buses y avenida Portales registran la imposibilidad de entregar giros de dinero inferiores a $10 mil y en otros casos las máquinas son antiguas, por lo cual se encuentran una buena parte del mes en proceso de "mantención".
Frente a este escenario, queda de manifiesto que los osorninos no escapan a un panorama que a nivel nacional ya se ha hecho complejo y en el caso de la capital toma ribetes hasta dramáticos.
Es un hecho que en los últimos años los chilenos se han visto expuestos a un cada vez peor servicio de los cajeros automáticos de dinero. De acuerdo a cifras recientes, el número de expendedores instalados en el país ha disminuido en más de 10% y, por otra parte, el porcentaje que está fuera de servicio se ha incrementado desde 7% a 16% en el mismo lapso.
Como consecuencia de lo anterior, los más de diez millones de chilenos que utilizan mensualmente estos servicios han sido afectados en su vida cotidiana e incurrido en significativas pérdidas de tiempo.
La disminución de cajeros no es fruto de una mera arbitrariedad de la banca, pese a que su responsabilidad es relevante, sino que es consecuencia de los continuos robos perpetrados y la sensación de inseguridad que opera entre los locatarios.
Recientemente, la Superintendencia de Bancos informó que se aseguraría a través de BancoEstado la disponibilidad de dinero y que se confeccionaría un estudio "bastante profundo" respecto de la operatividad de los cajeros.
Ello se suma al decreto supremo dictado a finales del gobierno anterior que establece un plazo de cinco años para renovar la totalidad de tales dispensadores, e implementar medidas de seguridad obligatorias, medidas de las cuales se espera que signifiquen un avance en la solución de este problema.