Sustentabilidad y agricultura familiar
Mucho se habla de sustentabilidad agraria haciendo alusión a las sabidas ya tres dimensiones que deben estar presentes en la producción de alimentos. Es decir, ser una producción económicamente viable, socialmente justa y que no impacte negativamente los ecosistemas. ¿Pero cómo se operativiza este concepto en la práctica?
La sustentabilidad es un concepto en constante construcción, dinámico, definido participativamente, que responde a condiciones territoriales específicas. No hay recetas estáticas para definirla. Lo que es sustentable para un sistema agropecuario en un territorio determinado no lo es para otro. Por tanto, no existe una receta única para alcanzar la sustentabilidad para toda la agricultura en general.
En este escenario se propone hablar de agriculturas familiares sustentables cuando se cumplan ciertos principios (No todos alcanzados de manera paralela).
Primero, modular las formas de dependencia ecológica, socioeconómica y/o política que pongan en peligro su continuidad en el tiempo.
Segundo, fomento de aquellos recursos propios que mitiguen su dependencia de energía externa.
Tercero, reconocimiento de la tolerancia o aceptación biofísica de los agrosistemas.
Cuarto, fomento de mecanismos biológicos de regeneración de materiales degradados.
Quinto, valorización, regeneración y/o creación de los conocimientos locales de los agricultores.
Sexto, fomento de la biodiversidad tanto biológica como sociocultural y finalmente, establecimiento de circuitos de comercialización de alimentos que mejoren la calidad de vida de la población local.
Estas reflexiones son una tarea pendiente para el modelo agroalimentario chileno. En otras latitudes estos debates han dado origen a iniciativas interesantes de construcción de agriculturas familiares sustentables a nivel territorial. Destacados son los casos de Francia, Italia, Holanda y Brasil, entre otros.
Dra. Sandra Ríos Núñez