Gasfitear: Verbo de la primera conjugación.Origen: Inglés. Antiguamente la tecnología doméstica era a base de gas. Gas=gas To feet= ajustar. Modo de conjugación: arreglando, componiendo, recuperando todo artefacto doméstico utilizando instrumento apropiado.

Quienes los conjugan: En países desarrollados; adultos con serios conocimientos en llaves, tubos, cañerías, hidráulica, higiene y buenos modales.

Utiliza el tiempo necesario, desarrolla toda su capacidad técnica y eficiencia y sólo una vez terminado el trabajo cobra lo que debe y como cualquier trabajador independiente, paga impuesto. Se va sin dejar huellas.

En los países de habla hispana, en cambio, se conjuga de muy diferente forma: Cuando tenemos la suerte de encontrar un gásfiter, es de rigor esperarlo dos o tres días después de la cita concertada. Más o menos cuando el toc plic de la gotera se transforma en splish splash! A diferencia de los anteriores, ellos conjugan el verbo con tal soltura y relajo que logran sacar a flor de piel nuestras más escondidas emociones. Sin duda, (salvo excepciones como don Leo) ver un "chilensis gásfiter" en acción es un espectáculo que todo ciudadano debería vivir para aprender lo que significa estoicismo.

En cuanto al tiempo en terminar la acción del verbo, bueno, se toman su tiempo. ¿Quién se atrevería a dudarlo? Ahora respecto de la efectividad del trabajo en relación a la cuenta que pasan hay un mundo de conceptos como deber, impuestos, seriedad, etc. que, sin duda ellos desconocen. Solo así se explica que por cambiar una goma de llave simple cobren tanto y la dejen mal puesta.

En cuanto a trabajo terminado, el "listo señora" significa que no hay que cantar victoria antes de tiempo o hasta que un par de días después la llave vuelve a gotear. Por supuesto, cuando él se va empieza nuestro "own work": trapero, limpia alfombra, desodorante, detergentes, etc.

En fin, este artículo está escrito con toda intención. Es más, consciente que mientras las autoridades se jactan de sus cifras macroeconómicas, acuerdos con la CUT y abrazos con los sindicatos, en nuestros hogares las goteras siguen goteando igual pascual.

Vivian Arend

Luego de meses de arduo trabajo, con numerosas sesiones realizadas a lo largo de Chile, la Comisión Asesora Presidencial para la Descentralización y el Desarrollo Regional entregará en octubre a la mandataria Michelle Bachelet el cúmulo de propuestas para alcanzar la tan ansiada regionalización en el país luego de años de promesas contenidas en los programas de gobierno que finalmente nunca han llegado a resultados concretos.

Se trata de 70 medidas estratégicas formuladas por los 33 delegados, que se espera sean acogidas por el Poder Ejecutivo para saldar la que quizás sea la deuda más grande del Estado en cuanto a su desarrollo territorial armónico.

A la propuesta general se la ha definido como una "descentralización a la chilena", a medio camino entre el actual sistema hipercentralizado y el modelo federado, muchas veces temido por las elites santiaguinas, acostumbradas a concentrar el poder político y económico, y recelosas de las capacidades y talentos que hay en las regiones.

Esta "descentralización a la chilena" comprende el traspaso de recursos, poder y competencias hacia las regiones; además del empoderamiento ciudadano para que la participación de la gente de regiones vaya legitimando y sosteniendo democráticamente este proceso desde abajo hacia arriba.

Habida cuenta de la valía de los delegados que participaron, de las variadas reuniones que se sostuvieron y de las inéditas medidas estratégicas planteadas, este proceso se yergue tal vez como el más serio esfuerzo para conquistar una efectiva regionalización en el país. La prueba de fuego estará nuevamente en Santiago y Valparaíso, donde los poderes Ejecutivo y Legislativo sin duda sufrirán la tensión de las fuerzas centrípetas que históricamente se han ejercido para aplacar las aspiraciones de regiones. La ciudadanía de las regiones, en todo caso, estará atenta más que nunca.