Chile limita al norte con el Perú, al Sur con el Polo Sur, al Este con Bolivia y Argentina y al Oeste con el Océano Pacífico. Así de fácil; aprender límites y ubicación geográfica de nuestro país, no cuesta más trabajo que memorizar. Por supuesto, si ya está todo hecho. ¿Pero cuánto costó? La historia nos cuenta de muchas batallas, batallas que nos hablan de miles de soldados, soldados que nos descubren familias enteras. Madres que amaron a sus hijos, hijos que amaron su tierra, hoy soberana gracias a ellos; soldados.
¿Soldados?: "Yo Juro por Dios y por esta bandera, servir fielmente a mi patria ya sea en mar, tierra o en cualquier lugar hasta rendir la vida si fuese necesario. Cumplir con mis deberes y obligaciones militares conforme a las leyes y reglamentos vigentes. Obedecer con prontitud y puntualidad las ordenes de mis superiores y poner todo empeño en ser un soldado valiente, honesto y amante a mi patria"...
Aquí entre nos ¿Jurar, en un mundo donde el temor a Dios se extingue? ¿Cumplir con el deber con un pueblo que sólo exige derechos? ¿Dar la vida por la patria en un país cuyas actuales autoridades optan por "negociarla" cuando no arriesgarla con tratados internacionales?
Llegó Septiembre y empezó el hostigamiento contra militares chilenos, la televisión mostrando hasta la saciedad el bombardeo a la Moneda y nuestro dividido país atrincherándose en sus cuarteles; la izquierda con cara de víctima y la derecha con cara de culpable...
¿Culpables? Todos, de tener mala memoria.
En fin, tal vez aún falta valor para reconocer quién hizo qué, como llegamos a donde llegamos y donde estábamos cada uno de nosotros entonces y donde estamos ahora.
Sin embargo, en un país sobrepasado por la corrupción y malas costumbres, la disciplina militar no sólo es un buen sistema a resguardar lo ganado, sino una forma de recuperar lo perdido: amor a la patria, el valor de la tradición y en general todos esos hábitos (escasos en los actuales hogares) que más que hacer de un hombre un buen soldado, hacen de un soldado un buen hombre.
Entre tanta "odiosidad" ojalá nunca olvidemos que gracias al coraje de nuestros soldados usted y yo podemos llamarnos chilenos... ¿O no?
Vivian Arend