A dónde van los apoyos estatales
Me parece fundamental esclarecer y trasparentar el tema de los apoyos estatales a la educación. En la discusión y análisis público pareciera que el Estado entregara financiamiento a las instituciones. Así al menos podría interpretarse del informe de la contraloría, 'Financiamiento Fiscal a la educación superior' de este año.
¿Se está tratando de preparar un escenario para intervenir la educación privada y sujetarla al estatuto administrativo y al control de la Contraloría?
En el proyecto de ley que regula la admisión, elimina el financiamiento compartido y prohíbe el lucro, se cambia el estatus de Sostenedor a Administrador con lo cual se transforma en agente público y de acuerdo a la ley 10.336 y los dictámenes de contraloría quedarían sujetos al control de esa repartición, a pesar de que la subvención es al alumno y no a los colegios. Lo mismo podría pasar con la educación superior si se determinara que los aportes fiscales van a las instituciones y no a los estudiantes
Lo que existe en Chile para el financiamiento de los estudios superiores no son recursos que vayan a las instituciones, salvo los aportes basales a las Universidades del CRUCH. Muy por el contrario, los mecanismos existentes van directamente a los estudiantes. El CAE (Crédito con Aval del Estado), avalado por las instituciones de educación, permite al estudiante decidir donde estudiar ya que él es el titular del crédito, no la institución. Las becas por otra parte son a los estudiantes y ellos deciden a que instituciones van, siempre que cuenten con los requisitos de acreditación adecuados.
Tanto en la educación primaria y secundaria, pública como privada, la mayor contribución del Estado hoy va directamente a los estudiantes, como sucede por ejemplo en Suecia. Este modelo se replica en la educación superior, tanto Universitaria como técnico-profesional, la más necesaria en Chile. Esto permite no sólo competencia entre instituciones para conseguir esos recursos que pertenecen a los alumnos, sino que además empoderan a los apoderados y alumnos a exigir calidad y buen servicio. En caso contrario, si los alumnos son asignados por el Estado y por tómbola, no hay empoderamiento.
Recuerdo que hace no mucho tiempo se le preguntó a Benito Baranda ¿por qué se le cobraba 100 pesos a los ancianos que llegaban a las hospederías del Hogar de Cristo? Su respuesta fue que era necesario para que se sintieran dignos y con derecho a exigir. Encontré una gran respuesta. Me parece muy atingente a la gratuidad total.