Resulta llamativo que dos hechos ocurridos en las últimas horas, en Osorno y Puerto Montt, reflejen un sentimiento común entre autoridades elegidas democráticamente.
El primero de estos episodios se refiere al reclamo generado en el último Concejo Municipal de Osorno, donde por unanimidad los ocho ediles decidieron enviar una carta al intendente de la Región de Los Lagos, tras sentirse 'ninguneados' en ceremonias organizadas por secretarías regionales ministeriales, donde no son individualizados en la lectura inicial del protocolo y, en algunos casos, se limitan a ser meros observadores de la entrega de fondos públicos u otros incentivos dirigidos a representantes de organizaciones sociales.
En este caso, si bien a primera vista puede parecer un reclamo liviano, lo que hay detrás es el sentimiento de parte de los concejales de que su labor no es lo suficientemente reconocida por el Gobierno. 'Es preocupante que las autoridades regionales olviden que somos elegidos por votación popular y por lo mismo tenemos una legitimidad adquirida en las urnas', explicó el concejal DC José Luis Muñoz, reflejando que el tema va más allá del interés de aparecer en una fotografía o subir al escenario, sino más bien de reconocer el rol que cumplen ellos como representantes directos de la ciudadanía.
El segundo de estos hechos ocurrió el miércoles en Puerto Montt, donde los consejeros regionales -autoridades que por primera vez fueron elegidas directamente en las urnas durante las votaciones de noviembre de 2013- protagonizaron una protesta de 'brazos caídos', en demanda de mejores condiciones laborales y mayores atribuciones en su labor.
Ambos sucesos aparecen como el síntoma de que los personeros que ocupan estos estamentos enfrentan con desazón el hecho de no contar con suficientes herramientas para convertirse en verdaderos protagonistas del desarrollo de sus respectivas comunidades locales. Al contrario, deben hacer frente a un poderoso aparato estatal -administrado por el Gobierno de turno- con recursos y atribuciones suficientes como para actuar con escaso contrapeso de quienes han sido elegidos por la ciudadanía para representarlos en dos instancias consideradas claves en el afán descentralizador del país.