Es vital masificar el uso de los seguros ante cualquier imprevisto, para que el pequeño campesino minimice las pérdidas.
El tema de las reiteradas deudas y condonaciones entre los pequeños agricultores beneficiarios del Instituto de Desarrollo Agropecuario es de larguísima data y repetitivo en el tiempo, construyéndose un círculo vicioso del cual a los pequeños productores les es difícil escapar.
Los agricultores clientes del Indap dependen de esta entidad para financiar sus semillas, fertilizantes y agroquímicos. Una mala cosecha, o la influencia de una anomalía climática especialmente marcada, echa por tierra sus expectativas y quedan imposibilitados de pagar dicha deuda.
Ese ha sido un panorama ya tradicional y en esta temporada se repite, viviéndose un "perdonazo" que beneficiará a miles de pequeños agricultores de la zona centro sur. Claramente, este problema afecta con prioridad a nuestros pequeños agricultores y es necesario hacer una reingeniería en el sistema para que puedan realizar un trabajo en mejores condiciones.
Hoy ellos quedan habilitados para recurrir nuevamente a todas las herramientas de apoyo de que dispone el Instituto de Desarrollo Agropecuario. Pero, ante una nueva emergencia, volverán a su condición de morosidad y el objetivo debería ser superar estas situaciones.
El Chile agrícola necesita imperiosamente una planificación territorial productiva que dé luces respecto de qué producir con mejores rentabilidades en cada lugar, cubriendo las necesidades del mercado y evitando los sobrestocks que bajan la rentabilidad más allá de lo conveniente.
Es trascendental, además, masificar el uso de una herramienta hoy primordial: el seguro agrícola, que involucra un financiamiento de gran parte de la prima por parte del Estado. Los organismos relacionados con el agro, en consecuencia, deben hacer un esfuerzo especial en difundir este mecanismo y hacer conciencia de sus beneficios, de tal modo que muchos agricultores no vean convertidas sus cosechas en pérdidas.
Estas y otras medidas deberían coayudar a que la pequeña agricultura sea autosuficiente y no quede a merced de los fenómenos climáticos y la falta de planificación.