Cuando hablamos de salud mental abordamos un concepto complejo, que afecta a hombres y mujeres indistintamente. No obstante, es necesario preguntarse ¿afecta la salud mental de igual manera a ambos sexos? Para intentar dar respuesta es necesario detenerse a identificar eventuales causas que afectarían mayoritariamente a las mujeres.
Históricamente, según el contexto social y cultural, a la mujer se le han consignado una serie de roles y obligaciones que han sido estereotipadas, instalando conceptos de normalidad y anormalidad, los que han sido reforzados por la familia, pares, comunidad y, actualmente, por diversos medios de comunicación masivos, cargados de principios morales y valóricos que han ido reduciendo los márgenes de error en torno a este comportamiento. Así entonces, se instala en el inconsciente colectivo que la salud mental de la mujer está afectada por su anatomía - el tener útero - y su fisiología -alteraciones hormonales- asociando sus cambios de humor o de ánimo al síndrome premenstrual, depresión post parto o climaterio. En sí, la salud mental femenina se asocia a su perfil reproductivo.
Hoy, este escenario tradicional se ha visto amenazado por el ingreso de la mujer al mundo laboral, asociado a la independencia, lo que sin duda ha tensionado ciertas institucionalidades como el matrimonio y la maternidad, fuertemente cuestionado en nuestra sociedad. Con esto, la mujer ha desplazado roles que se les ha consignado como propios, la crianza de los hijos y las labores de casa, lo que le ha generado conflictos internos, sentimientos de culpabilidad, cuestionamientos y estrés, lo que sin duda ha afectado su salud mental.
Además, en este nuevo contexto aparecen otros factores como la competitividad y el exitismo, valorados y reforzados positivamente en el mundo del trabajo, los que directa o indirectamente afectan la salud física y mental de las personas. ¿Cómo se puede mejorar o favorecer la salud mental? Primero, es primordial revisar los enfoques con que se aborda la problemática de salud mental en nuestro sistema de salud, el que es necesario enfrentar desde una perspectiva de género y con una visión interdisciplinaria que aporte al desarrollo humano y que permita mejorar efectivamente la calidad de vida. Por otra parte, es necesario comprender que la globalización genera cambios que afectan la cultura, la educación, las formas de relacionarse y de vivir.
Desde esta perspectiva, las palabras adaptación y flexibilidad son claves para enfrentar la vida de manera saludable y plena.
Directora de Obstetricia Universidad San Sebastián