A medida que los países se desarrollan, comienza a abundar el consumo de comida chatarra, rica en grasas y sal.
Uno de cada diez adultos tiene algún grado de enfermedad renal crónica. La OMS insta a los organismos de salud a realizar pruebas de detección en pacientes con alto riesgo.
La diabetes y la hipertensión, sumadas al envejecimiento, son los principales factores de riesgo para desarrollar la enfermedad renal crónica, que afecta a uno de cada diez adultos en el mundo, según ha dado a conocer la Organización Mundial de la Salud. Ha instado a los servicios de salud a incorporar pruebas o marcadores de daño renal en forma oportuna en pacientes con alto riesgo.
A medida que los países se desarrollan, comienza a abundar el consumo de comida chatarra, rica en grasas y sal, y de productos excesivamente azucarados, mientras la televisión, el computador y los juegos informáticos atraen a los niños para pasar horas sentados, sin hacer ejercicios físicos. En consecuencia, nuestra población se va haciendo cada vez más sedentaria.
Realizar actividad física, no fumar, llevar una dieta saludable, comer con poca sal y poca azúcar y chequearse regularmente la presión arterial, pueden prevenir la hipertensión y la diabetes tipo 2, y si se padecen estas enfermedades, debe mantenérselas bajo control para evitar que lleven también a generar daños en los riñones.
En América Latina, dos de cada tres personas mayores reportaron tener una de seis enfermedades crónicas frecuentes a esa edad (hipertensión, diabetes, cardiopatía, enfermedad cerebrovascular, artropatías o enfermedad pulmonar crónica) y dos de cada tres dijeron tener al menos dos factores de riesgo dentro de los tomados en cuenta (hábito de fumar, sobrepeso o la falta de actividad física rigurosa).
Para detectar la enfermedad renal crónica, los especialistas recomiendan realizarse un examen de sangre y de orina, y medirse la presión arterial, en especial entre la población en riesgo, como diabéticos, hipertensos y mayores de 65 años.
En América, las enfermedades no transmisibles, como cáncer, diabetes, cardiovasculares, respiratorias crónicas, causan tres de cada cuatro defunciones, es decir, que unas 4,45 millones de personas mueren al año por causa de alguna de ellas. La OMS trabaja con los países americanos para reducir un 25% las muertes prematuras por estas enfermedades para 2025. Sin embargo, el primer paso debemos darlo cada uno de nosotros, al mantener un estilo de vida más sano.